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lunes, 19 de julio de 2010

CACANEROS

Eran ya seis o siete días que no comía. Esos días solo bebió agua. Detrás quedaron los días cuando con los cacaneros de la esquina de Aragón robaba autos solo para divertirse. Nunca pensó en los arroces que cayeron en los tapetes. Tal vez solo estaban con mucha marihuana y tenian ganas de arroz chaufa. Solo por eso robaron el carro, un Vaxual azul. Estaba en una situación más urgente. Buscaba al Señor.
Eran las 8 o 9 d ela noche, allá por los rieles... en los extramuros de Lima, reducto de malvivientes atracadores de casas. El universo era uniforme, marrón, sucio, seco, pese a que más allá corrían las fétidas aguas del´río Rímac.

Tocó la puerta metálica saliendo un tipo molesto preguntando por el Señor. El hombre supuso que se refería al dueño de aquel terminal de minerales, de donde eran despachadoa a a Renault de Francia. No está, respondió. Pero insatisfecho con la re`spuesta volvió a golpear el acero de la puerta queriendo entrar a la fuerza.
Luego de golearlo entre tres, el hombre que buscaba al señor quedó rendido sobre aquellos rieles. Por fortuna no pasaba el tren.