Vistas de página en total

domingo, 20 de junio de 2010

TODO SE APRENDE DEL FRACASO

Consideré fundamental una lectura de esta entrevista a David Bowie, el músico con quien me identifico en absoluto por su madura reflexión, pero más açun por su ininterrumpida remasterización

“Todo se aprende del fracaso”
El real sentido del éxito y la esencia emocional de su trabajo, eran las inquietudes que rondaban a David Bowie durante su segunda y última visita a Chile.
Por Marisol García (Extravaganza!, noviembre 1997)
—Se ha vuelto casi un cliché hablar de David Bowie como un artista “experimental y arriesgado”. Desde ese punto de vista, ¿cuál es tu relación con el error? ¿Tratas de evitarlo o lo consideras parte de tu búsqueda creativa?
—He llegado a entender que no hay nada que aprender del éxito. Pienso que todo se aprende del fracaso. Así es que, bueno, me equivoco lo más posible.

—Y, entonces, ¿qué te sugiere la palabra éxito?
—El verdadero éxito viene cuando yo alcanzo una cierta plenitud en la composición e interpretación de un trabajo. Cuando un trabajo es, para mí, artísticamente vibrante siento que he alcanzado ese tipo de éxito que me parece el único por el cual vale la pena luchar. Cualquier éxito material es algo secundario o, supongo, una especie de bono de reconocimiento. El real éxito es artístico y espiritual.

—¿Pensabas lo mismo en tus inicios?
—Parece que éstas son ideas que me han preocupado siempre. Supongo que ahora me doy más cuenta porque, al envejecer, desarrollas una mayor perspectiva sobre tu vida. Pero para mí es bastante evidente que siempre he estado en búsqueda. Soy una suerte de born-again Christian o algo así (ríe). Y siento una fuerte afinidad hacia la idea de una vida espiritual. Pero personificar esa vida espiritual es algo que siempre me ha evadido.

—No eres una persona religiosa, por lo tanto.
—No me gusta usar la palabra religión que, para mí, es parte de una codificación de ideas. Es un concepto demasiado político. No me siento cómodo con la idea de contener la vida espiritual en un cuerpo político, sino por la búsqueda individual del hombre de su propio espíritu.

—Aquí te va otro cliché: ése que dice que eres un artista “futurista”. Imagino que el presente te interesa mucho más.
—Yo no me veo como ningún tipo futurista. Me veo, ojalá, como un artista contemporáneo, y espero que lo que compongo represente el zeitgeist en que vivo. No trato de anticiparme a nada. Sólo reflejar acuciosamente mi época.

—Los críticos se extienden largamente detallando las innovaciones técnicas que contienen tus últimos discos. ¿No sientes que a veces olvidan hablar de ti mismo, y de lo que todas estas innovaciones pueden decir sobre tu persona?
—Es un asunto muy complejo determinar cuánto de la vida personal uno está poniendo en la música. Estoy de acuerdo contigo: la complejidad de la crítica hacia la música tecno e industrial ya se ha vuelto casi bizarra. Me interesa que nuestra música no sea estrictamente tecnológica. Somos una banda muy orgánica, y pienso que la combinación de instrumentos con tecnología produce una especie particular de música que no se presta tan fácilmente para un análisis solamente técnico. A nuestra manera, estamos en un terreno incierto. No cabemos dentro del terreno dance, pero tampoco dentro de un terreno estricto de rock: estamos en algún lugar al medio.

—Pero creo que tu música nunca ha dejado de ser profundamente emocional, hay en ella una cierta lectura espiritual, ¿no?
—Claro. Y es probablemente un error confundir las necesidades técnicas de hacer música y el estilo, con el contenido. El contenido es la prioridad del porqué compongo mi música. Utilizo el estilo y los atributos técnicos como un armazón, dentro del cual pongo lo que sea quiero decir. Entonces, el estilo no me inquieta: es un medio para un fin. Y el fin es mi escritura íntima; lo que yo siento.

—¿Cómo caben las letras dentro de ese “armazón”?
—Las letras son sólo parte de lo que se trata mi música. Son meramente otro color. El vocabulario y las palabras dejan tanto sin decir. Rara vez explican cómo uno se siente. Al final, lo que digo es una combinación de estilo, letras y música. Todos esos elementos son los conductores, y el contenido es el pequeño pasajero que se sienta encima (ríe).

—Es una declaración muy trasparente, pero tus letras no suelen serlo. Más bien tiendes a los versos oscuros y existencialistas.
—[Piensa] Me encantaría escribir sobre lo seguro que me siento en sociedad, pero parece que tiendo a escribir desde una posición aislada, es cierto. Muchas letras fluyen desde mi conciencia, y uno no puede tener mayor control sobre las necesidades internas. Me considero una persona positiva, pero parece que mi escritura refleja los aspectos más oscuros o negativos de mi psiquis. Y perdón por eso, no puedo hacer nada al respecto, jajaja.

—Tú, que has optado por trabajar inteligentemente dentro del género pop, ¿no crees que a los auditores actualmente se les subestima?
—Sí, creo que generalmente son considerados en el nivel más bajo. Y creo que la responsabilidad del artista es componer a su propio nivel de comprensión para, luego, presumir que existe una audiencia para lo que hace.

—¿Y cuál es tu posición como auditor? ¿Cuáles son los discos que te provoca comprar, por ejemplo?
—La mayoría de la música que escucho y compro es de artistas desafiantes. Es el tipo de trabajo que me estimula como artista y como simple auditor. Pienso que nunca estoy feliz cuando me siento cómodo creando música. Debo sentirme incómodo, sentir que estoy en una zona que no controlo. Es en esa situación que la música resulta mejor. Cuando he estado fuera de mi norma es cuando han surgido mis cosas más interesantes.

—¿Te interesan más, por lo tanto, las márgenes que lo masivo?
—Siempre. Resisto lo más posible la tiranía del mainstream. En la mayoría de las artes que me interesan, prefiero buscar en la periferia: en la pintura, el cine, el teatro, la música. Es fuera de la sociedad convencional que encuentro la real esencia de la creatividad innovadora y excitante. La audiencia que yo tengo, suele ser gente que siente esto mismo.

—En esta gira has estado interpretando algunos covers, específicamente de The Velvet Underground. ¿Por qué?
—Para mí, las primeras canciones de Lou Reed redefinieron al rock. Cuando las escuché, en los años 60, sentí que la literatura moderna comenzaba a ser una fuerza nueva dentro de la música rock.

—Fueron letras muy escandalosas en su tiempo.
—Claro, pero no creo que las canciones que traten sobre lo negativo necesariamente lleven a la audiencia a hacerse cómplice de esa negatividad. Si hay música que por necesidad es nihilista, no tiene por qué sumergir al auditor en ese nihilismo. Las letras de Lou Reed no me hicieron convertirme en un heroinómano ni rendirme a la vida. Me hicieron cuestionarme cómo esas canciones podían escribirse en una sociedad supuestamente funcional. Por eso, un público inteligente tomará esas ideas como una provocación para cuestionamientos más profundos.

Entry Filed under: entrevistas. .

FELIZ DIA DEL PADRE

El derecho a tener nauseas no es algo por lo que lucho. Es más, lo deploro, pero si puede ayudar en algo a la industria de la perfumería, me agrego….igualmente al grueso de sociópatas, resentidos, equivocados, rencorosos, impotentes, desanimados y replegados de la urbe.
Yo escucho sus razones y comprendo sus sentimientos con la seguridad. No los condeno, ni perdono, ni proporciono la razón que pueda brindarles como una ayudita de mis amigos, sino les respeto convencido de la inoportunidad de la razón según la circunstancia sensorial de cada elemento múltiple, como decido llamar al individuo.
Solamente la multiplicidad elemental de nosotros puede concordar con la defectuosidad y aleatoridad de los caminos que nos involucran en problemas.
Cómo negar haber estado borracho por una callejuela en San Martín de Porres, tras equívocamente mirar el poto de un rosquete. Cómo negar haber rodado por la pendiente del deseo con la mujer de un imbécil que alquilaba a su mujer, saqueándola al tiempo que la sacaba con sus dos hijos a pasear a un centro comercial lleno de cines y vendedores de palomitas de matiz, como le dicen los gringos.
Cómo no haberme sentido incómodo y sorprendido con la bondad de la gente, y considerarme ajeno a lo que muchos llaman felicidad por la simple tontería de no haber nacido con el formato de Lego.
Definitivamente nadie tiene el derecho e arruinarme la existencia, y aunque ame mucho a quien lo hace, que se vaya con toda su humanidad a la misma mierda, aunque me muera de pena de su hundimiento y decir, pues, que eres tu o yo.. al final.

viernes, 18 de junio de 2010

NI ROBERTO CARLOS

Y aquí vamos.

Adous Huxley muy bien escribió en su novela Contrapunto, “elijo a mis enemigos por su inteligencia, a mis conocidos por lo que tienen y a mis amigos… simplemente por su aspecto”. Aplaudo la idea pues solo así se justifica la misteriosa empatía ente amigos de verdad, cuyo voluntariado se da a ser en los menos deseosos conflictos del vivir.
Es el caso de Pepe Cruzate, Aldo Valladares y un amigo de Vicky Bocangel, que sin dudarlo asumieron la militancia en esa desigual guerra contra la muerte en la que estuvo la señora madre.
Ellos, amigos míos, pero mucho más de mi hermano Martín, acudieron al fragor de esa lucha de insomnios, sobresaltos y nervios pelados, con sinceridad inmediata y asombrosa desarmando todas mis ideas y dejando en ridículo a mis desconfianzas precavidas.
Que decir de Noris la nurse bajada del cielo hecha en si una aparición en medio del optopus de la muerte que lamía día a día los flancos menos fuertes de mi madre lacerándonos no solo en su bios, sino en su mente con la angustia, desesperación y desdicha.
En la lluvia tóxica del diario, Noris aparcó nuevamente en nuestras vidas, esta vez de enfermera que dio toda su artillería desde su posición en la Unidad se Cuidados Intensivos, para impedir lo inevitable.
Katy Durán, ella si, mucho más cerca, fue parte de la cadena de amigos que como los de arriba, dio su cuota de sangre para embestir al monstruo que no cesaba de morder ante la languidecencia de mi madre diciendo si a la primera, y lo dijo si porque Malú, que ya había dado bastante a su suegra, la mamá de Tataje, no se conformó foneó a la Kathy.
Kathy se hizo huracán enconmendándome ahora tantas preguntas de cual es el origen de ese potente corazón.
Arturo. Que decir de el, presente, con su lugar ahí, casi autoritario en el fondo, hermano en la virtud y los defectos estuvo, y Yohve, amigo a la primera, víctima de mis bromas y colega de Dios en oficio y gratitud, de mis bromas y colega de Dios vino con el viento que trajo a María del Pilar, una tormenta pinkfloyana, Renzo, estrenando escritorio y vuelos, Robert, amigo blindado de siempre, y todos los que estuvieron allí, también asomaron al abismo para detenerme por si, a lo mejor, de esas antiganas, la misma que tienen los que hacen péndulo entre el no retorno y la impotencia.
Por que si, estuve impotente, maldito, hereje desafiando como Ulises al que le dio a ella el destino trágico que no mereció en mi simple y furiosa comprensión.
Norma hizo todo lo que pudo, lo mejor que pudo, y la levantó a Elsa en sus más espantosos momentos de agonía, le cambió los pañales y enfrentó el amor a una suegra madre como solo lo haría una hija agradecida.
Cada quien en su turno, Nieta se ganó el titularato de la resistencia que como rodrigón hizo el porsiacaso a un derrumbe en las dos jornadas de vigilia, y vino su hermano Tomy, gran tipo, mas aun sin pelo, con su mujer, la Yoyo. Destilando solidaridad Coco, quien más allá de la ética y el deber, siempre sugirió la calma y así brindó en este amargo momento por los otros momentos vividos y por venir.
La muerte de mi madre vino, claro, con reapariciones de sujetos memorables y extraños, Juan Colchón Celada, Enrique, el dr Lorbais, embajadores de Santander, la calle de las pocas chicas, aunque si de una bien linda con lentes de psicologa, y de condenados no se que, pero a algo, a propósito de las decaidas ramas de los árboles asfixiados, cuyo perfime inspiraba nuestras viejas madrugadas.
Las ricitos que se pusieron al frente, sonrientes, como siempre, y en un lugar aparte, y no por negro, el “negro” Aldo Valladares, que esta vez no se que penitencia estçe cumpliendo –son tantas en su vida- que se puso la camiseta de Anibal, o Ulises, para dominar la batahola que nos acorralaba en un dolor matizado por sonrisas circunstanciales.
A todos ustedes, gracias por haberme mostrado que no estaba en lo cierto, pero también por darme la oportunidad de equivocarme, reafirmando mi desatino perpetuo y que por algo recordamos a ese que decía ¡Cosa mas grande la vida!

martes, 15 de junio de 2010

PEPE EN VENTA

La nebulosa espiral genésica de mi vida se ha esfumado inútilmente retrayéndose mi creencia a niveles mínimos, si es que no exagero. Tras la muerte de mi madre ha venido la implosión que implica entre otras cosas desarticular los resortes que mantenían viva mi CREENCIA.
No es por eso raro que mi vacío llegó a tal extremo que hasta deseé con todas mis escasas fuerzas tener un auto blonito de parlantes bulliciosos para ir por la carretera sur al mar.
Claro, en mi sueño no estaba el peaje, ni el cuidarme de los delincuentes, ni el gasto en gasolina, petróleo mas el rtemanente de etanol.
MI antiguo universo no tenía singularidad en su obediencia a las leyes generales. pues si me iba no era un desertor y si entraba tampoco era un incluido.
Hoy camino como si hubiera adelantado mi venta, premonicion de Arthur Rimbaud cuando se da de saldo en Iluminaciones "¡En venta lo que los judíos no vendieron, lo que ni nobleza ni crimen han degustado, lo que ignoran el amor maldito y la probidad infernal de las masas: lo que ni el tiempo ni la ciencia han de conocer".

viernes, 4 de junio de 2010

BYE BYE MAMA


Siderúrgico, embustero, clímático me siento.
La noche quedó atrás, dice el famoso libro, y no se si es la noche o del devil pleno de su escandalosa agonía que saltó a una profundidad aun mas oscura. Lo que si se es que ella se fue, murió mi madre hoy jueves a las 7.25 de la noche, con oportuna antesala de miércoles, y el clima es como si nada hubiese pasado, asi de ingrato, como en la Peste de Camus Dr., o son las capas de acero que nos ha ido engrosando en los tormentosos días pasados. Pasaban Habacilar, o esa cosa de la TV, y la vida borboteaba en su insignificancia !que contraste con el desplome contenido en merecidas o inmerecidas incomprensiones. Veerstehen, !ja! ¿podemos ser tan presumnidos de creer en la comprensión? Si, lo somos, por que la vida es sueño, un sueño fantástico manador de Lenones & Mc Cartneys, Klees y Dorian Greys retorcidos, que no se animan a lo Vallejo a encebollar en una letanía perpetua los días de la vida. Compelidos a buscar la vida en la belleza, me es imposible objetivarme a lo que soy, arrastrado como por un embudo antigravitario a mi condición de hijo. Si, algo bueno debía haber. Se rompió la ley de la gravedad.
Noche triste, dice la canción que nunca salió, noche triste en la avenida, y la muerte es como aquel tipo en sombra meando junto a un poste, y lo es por que de las almas no hay nada sino su rastro en la memoria.

Hoy no creo en nada

Disculpenme todos.. o tan solo son las capas de acero.