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lunes, 31 de octubre de 2011

LA CARTA EQUIVOCADA

Por equivocación llegó este mail a mi bandeja de entrada. estaba harto del feriado y empecé a leer. Considero justa su publicación.

Jane
En esta batalla no hay banderas blancas. Los trapecistas hacen sus mortales sin malla, los cascos de papel no están para resistir esas balas. ¿Misrata es tu casa?
Pero te ríes como si el amor te hiciera inmaterial e invisible. ¿Es que te volviste loca? Los perros de Gadafi están abrazando niños y tú les disparas. La fe en el amor te ha atrofiado, una fe para mi extraña. Tú la tienes, no te caen balas.
Más allá de tus cálculos precisos, de tu ajedrez en el que ya lo tienes todo resuelto, ahora te das cuenta que esto necesitas. Cualquiera te diría estás loca, te pasaste de obstusa y fresca. Agáchate carajo.
Pero no solo hay que ver eso. Tu cruzas ahora los semáforos en rojo. Antes no. ¡Que te pasa! Te gusta estar en Misrata. Yo vengo de Yemen. No somos sirios, tampoco albaneses. ¿Quién eres?
La estupidez lo ha rodeado todo. Las calles están deformes, no es escuchado ningún tema en todo el día, me haces sentir diferente. Dame una. Si quieres que sea así, exactamente como tú quieres. Me da la gana de ser, pues. Y no me haz convencido de nada. Ríes. No, no lo haz hecho.
No se cuál es tu propósito ni cómo así tu corazón pudo posarse sobre este sujeto de aventuras en quien jamás yo apostaría para amar. Nueva York es tan frío.
Me haz dicho la verdad y me haz sobrepasado en todo. Te haz atrevido a decirme perro sin dueño, sin collar, me diste lo que más apreciabas y te fuiste hasta el fondo del infierno por quererme. Pones en peligro tus planes, tu familia, tu religión, y me abrazas como si este hombre tuviese algo de la fuerza de Dios. Me aburre imaginar qué será. No lo sé. ¿O es que alguna vez debí escuchar al otro?
Se que es raro esto, no se cómo valorarlo. No me explico casi ni quien soy. Cada acto tuyo se dirige a borrar todo lo que yo pienso y no pienso del amor. Estás destruyendo todo lo que he hecho al respecto, y me quieres capturar como si la vida fuera una fotografía. Juegas y me atraviesa tu irresponsable amor. Sabes que soy irresponsable conmigo mismo y te aprovechas. Me descubriste y te metiste para picar mi imperturbable forma de ser. Y soy imperturbable, es cierto, pero carajo, es feriado y pienso en tus cabellos cortos, en tu piel morena, en tus engaños y en que te vas a casar con ese chico que tiene la mitad de tu edad. Estás loca. Se que deseas que el joven sea tu gerente, pero yo te acuchillo a cada momento y de digo las inconveniencias de encerrarlo, si es solo un muchacho con ganas de fumar su troncho y vivir lo que no vivió.
Jane. Me aseguraste que no sabía donde iba, y tienes razón, no tengo la menor idea. Soy consciente de que normalmente la vida no es así. Hay cargas y AMORES que cargar, gozar, apreciar. Entonces se que no debo preocuparme por los estatus que he de tener en tu vida. SI mas arriba o abajo que el otro.
Me encanta cuando calculas, cuando sigues la estrategia, y cuando te pones tu casco azul, como si no debiéramos permitir que esa franja entre Siria e Israel la atraviese ni la más mínima mirada. He visto tu cinismo y cómo has luchado por que no te quemen las aguas. Me has dejado asombrado cuando tu, misión de paz, disparaste a ambos lados al menos peligro de invasión. Uno no ataca todos los días con un Patriot a un avión de esa armada. Lo has hecho comandita, y ahora me dices que es por amor.
Se que no quieres dañar a nadie, que es mejor la diplomacia, pero de Matahari que va a ambos lados no se, como que no te cae, sobre todo con tus incomprensiones a lo que muchas veces te digo. A lo mejor ni entiendes una palabra de esto. Pero mejor, se por que te pongo esto en la cabeza, singular ardilla.
Lo cierto es que me diste tus piernas, como dice la canción, y las llevaste a la deriva. Y me permitiste darte el mi más profundo, y lo abrazaste con codicia, propiedad y ternura. Eso no lo puedo olvidar.
Te preparé la trampa que esperabas que haga. Y fuiste a perder tu moral, a cambio de que, no lo puedo creer, de que fuera esto más indisoluble.
Me dices una verdad terrible, como si supieses que mi seguridad es más fuerte que todo. Y eso me hace sentir de alguna manera más hombre. Y me obligas a hacer lo mismo con mayor urgencia.
¿Qué mundo de fantasía estamos haciendo real? ¿Por qué hacemos realidad lo que parece una burla de la realidad? ¿Por qué todo esto?
Eres una romántica pegajosa, una snicker bajo el sol, una canción que detesto, eres simple y constante, devota y dulce. No estuve jamás preparado para ti.
Dudo mucho, todo el tiempo, pienso, especulo, calculo y determino lo mismo. Que nada cuadra y que si empiezo a unir las aristas no llegaré tampoco a nada.
Pero lo extraño es que avanzamos, más y más, seguros, y para que dure ponemos el pie en el freno aunque nos astille los talones. Y vemos que hacemos una profusa matemática de la atracción, le ponemos logística, entrenamos nuestras apetencias más inseguras para no marcar el teléfono en el momento roto, cuando estás en otra existencia.
Se que esto pasa en un momento particularmente raro, cuando unos tipos en Ginebra han hecho pedazos la idea de que la mayor velocidad era la luz. No, no había sido cierto. Hay unas sus partículas más rápidas. Es decir, todo lo que se calculó a la medida de la velocidad de los fotones ya no sirve, no es definitivo, todo habrá que reformularlo. La información será más rápida y otros láseres saldrán. Igualmente nuevas ideas aparecerán sobre la desmaterialización y el viaje hacia lugares distantes. Aparecer y desaparecer estaba probado que no era posible. Ahora nuevamente lo imposible es posible. Como tu, ardilla erótica de constantes decisiones, secuestradora de mi dureza, mujer de canciones tontas –me encanta cuando dices con tus actos a mi que me importa y sigues- y mirada limpia.

Pet
London

EL DR SEXO

No vale la pena juzgar a las personas. Eso aprendí en ese pueblo caracterizado por sus fiestas y vagancia general izada, donde cualquier trámite en el municipio, por más sencillo que sea, una fotocopia, sello o visto bueno, podía demorar meses, años sobreviviendo incluso a la muerte del solicitante.
Y precisamente la otra vez que me encontraba allí, tenía la urgencia de viajar al extranjero y me aconsejaron por teléfono evitar problemas en Migraciones con una vacuna contra la malaria. De lo contrario podían negarme el ingreso a aquel país.
Mi viaje del pueblo a Lima sería muy rápido. Llegaría y apenas tendría unas horas para viajar a Brasil. No habría cuando ni cómo vacunarme con las colas que suelen haber en los hospitales de allá.
El pueblo donde me encontraba era bastante particular y, como se figurarán, festivo. S un pueblo donde vería luchas sociales en la mañana y en la noche una gran fiesta.
Recurrí a un amigo que vivía en aquel lugar, quien tenía algún poder conferido de su actividad como periodista, y quien a lo mejor-pensé- me podría ayudar a resolver el problema. No me dijo ninguna negativa, por el contrario, estuvo dispuesto a ayudarme.
Fuimos juntos al hospital, sin ninguna urgencia, o acaso con una seguridad extraña, a ver qué se podía hacer.
El clínico al verlo llegar saludó a mi colega y, luego de bromear acerca de los culos de las ciudadanas y ¡qué fue de tu vida!, descubrí que era algo así como el director del hospital.
Su bata blanca, bigotitos negros y espesos, anteojos modernos, actitud de mujeriego, y mirada esquiva a cada mujer que pasara, me hizo pensar en que se trataba de un buen tipo y sin hipocresías, lo cual no quiere decir que no se haya matado al menos a cinco pacientes, pues el hospital era una maravilla por la falta de equipos y un dudoso heroísmo.
Al pedirle el favor de ponerme la vacuna, el médico fue diligente como un suizo en alerta, y llamó de inmediato por el celular a su adjunta, quien apareció en segundos. Era una gorda de cabellos negros y rizados que, según lo distantes que estaban sus codos de su volumen, tenía algún puesto de autoridad.
-Dr. El problema es que tenemos la vacuna, pero no disponemos en absoluto de los requisitos médicos para suministrarla- informó el panzer.
-¿Y cual es el problema?- Preguntó suavemente el doctor que dejaba relucir en uno de sus dedos la marca de su aro matrimonial escondido en algún lugar.
-Es que si abrimos un frasco, su contenido solo dura ocho horas y debemos tener al menos una decena de personas con la misma necesidad de vacunarse.
Cuando mi amigo preguntó si habían problemas. El doctor cerrando de lleno los ojos y con una ademán de tajante negativa que hizo con las manos sentenció.
-No hay ningún problema. Haremos una campaña de salud-.
Pensé en que el doctor había perdido la razón. Yo estaba semanas tratando de cobrar un cheque que todos me querían pagar en ese municipio, pero no salía por trabas burocráticas, fiestas por santos que solo existen allí, por cumpleaños diarios, y otras actividades extra laborales,de tal manera, que escuchar eso de haremos una campaña de salud me resultaba absolutamente imposible , demagógico y hasta ofensivo.
Pero me equivoqué. A los pocos segundos escuché.
-Organicemos la campaña.
-Dr. Pero vendrá mucha gente.
- Idearemos algo para evitar las colas innecesarias- Aprotó el doctor.
No podía imaginar cual sería la campaña. Vi entrar al nosocomio a un mototaxi de esos que abundan en la India. Luego de una rara negociación con el mismo director que sacó de su bolsillo un billete de diez soles, lo vi cargar al chofer un enorme megáfono el cual apuntaba al exterior.
Luego, salió la moto con el chofer gritando ¡atención, campaña de salud contra la malaria, acuda a nuestro centro médico de 11 a 11 y3 de la mañana.
Eran las 11 y 1 minuto.
Entonces me llamaron.
-Señor, se abrió la campaña, pase.
Me levanté la manga. La doctora fue extrayendo con la aguja la vacuna, y mientras eso hacía el director del hospital le miraba el poto, y claro, también mi amigo, el más influyente periodista de la ciudad.
Entonces noté que habían varias personas llegando a la puerta del hospital, sobre todo mujeres humildes. Pero luego de que pasaron las 10 personas, escuché una voz del guachimán decir.
-Señores, la campaña se cerró.
Cuando tuve la vacuna y mi certificado que cualquiera pudiera falsificar supuse que mi impresión sobre aquel pueblo era la errónea y no se por qué pensé en que el director del hospital podría haber sido o un magnífico ministro de economía o administración de burdel.
Cuando caiga por algún latrocinio, sin duda tendrá en este periodista un amigo que le sacará las castañas del fuego.

domingo, 23 de octubre de 2011

XFV NEUTCOTMESCONIBLETZ

El error 99 es aquel sonsiderado indeterminado, que la computadora de la cámara Canon 30 D que no sabe por que se produce. Justamente este error figuró en mi panel y fue cuando comenzó el proceso más extraño de los últimos tiempos que me llevaron a la conclusión de que la verdadera virtud es ser un tipo defectuoso, una paradoja que debo aceptar a contrapelo y sin miedos.
Debía de viajar el lunes y no disponía de tiempo para muchas cosas, entre otras, para reparar mi cámara con la que debía hacer muchas fotografías en un trabajo en los confines del país. Fui a casa de un amigo fotógrafo a pedir ayuda. Él estaba un poco disconforme de que me meta en sus fueros y ganara plata haciendo lo mismo que él: fotos, bueno, además de escribir noticias, editar, diseñar… Me había vuelto un pulpo pues la plata no daba con un solo oficio y lo peor es que cada vez lo hacía mejor.
Es que la verdad es que últimamente han aparecido demasiados fotógrafos. Pero como buen amigo y bromista, mi amigo pasó por alto que tras convertirme en fotógrafo prescinda cada vez más de sus servicios e igualmente me indicó que conocía un tipo que era muy bueno arreglando cámaras de periodistas. Me guió hasta el lugar donde era su taller, donde de paso llevó sus reflectores para una reparación, pues pronto tenía que hacer fotos para propaganda de un banco.
Cuando llegué al taller, a dos cuadras del jirón de la Unión, me llamó la atención que quedara en una galería en desuso, o digamos una que alguna vez fue un centro de tiendas de lujo, pero que fue abandonada para reemplazar sus antiguos restaurantes de categoría y sus tiendas de moda, por sex shops con escaparates semivacíos que debían llenar con las cajas vacías al costado de su contenido de penes de silicona, vaginas artificiales, cansones sexis, cuando no por centros de venta de materiales de uso odontológico y alguna que otra cachivachería.
En el segundo piso estaba su taller. Aparentemente el técnico había salido a almorzar, pero me gustó mucho que contestara el teléfono celular y esté dispuesto a seguir trabajando en mi cámara porque dijo a mi amigo que estaba en un restaurante cercano.
En efecto, allí estaba con un plato de pollo frito y arroz a la jardinera. Su aspecto era limpio, algo atlético, y de modales correctos.
Nos sentamos a almorzar y el sin pérdida de tiempo pidió la cámara para ver que tenía. Era un problema que seguramente él había visto mil veces y me aseguró con aplomo su pronta solución.
Una vez tuve un problema con una cámara en Alemania y la debieron de mandar de Freiburg a Hamburgo, para devolverla a los 10 días.
Mientras almorzábamos tuve la idea de comentar que las mujeres eran unas molestosas con quienes el diálogo si no era imposible implicaba mucho sacrificio, salvo que uno esté enamorado de una de ellas.
El intervino con el mismo aplomo con el que se refería a lo que tenía mi cámara Canon.
-Hay que saber escucharlas.
Me di cuenta que el tipo era alguien que no tenía mis problemas. Pero prosiguió.
-Cualquier problema se puede hablar. No se puede tirar el plato al piso ni estallar en gritos. No.
Acto siguiente me propuse contrarestar esto diciendo que el tiempo, el trabajo, la necesidad de expandirse uno en sus propios prados, sueños o emociones, a veces alejaba a uno de las obligaciones familiares.
Para que dije eso. Me interrumpió con esto.
-Para mi no hay nada que pueda impedir conectarse los domingos completamente con la familia. Mi domingo es de ellos. Y me divierto con mis hijos todo el tiempo. Salimos, vamos a comer, hablamos de la vida, somos felices. Yo tengo el orgullo de estar casado desde 1994 con Dora y hasta hora pienso que estamos bien. La separación es un acto de madurez y el suicidio un fracaso que no podemos permitirnos de ninguna manera.
Pensé que el tipo estaba completamente en desacuerdo con todas mis ideas, pero por si acaso, optó por no contradecirlo porque a lo mejor, por cada cosa que le diga a un hombre dogmático como parecía ser, me podría cobrar más por reparar mi cámara, o en todo caso tomar una represalia, cuando ya no había decidido hacer, desde el punto de vista que ya me había presentado como un tipo defectuoso que solo sabe pelear con las esposas.
Pero en verdad escucharlo hablar del hombre, la familia y el cómo así se pueden solucionar los problemas que para mí eran imposibles de resolver me convencí que el tipo era un mago de los laberintos.
Cuando entramos a su oficina, por cierto bastante desordenada, tenía miles de piezas de cámara a medio armar. A mi amigo le impresionó sobre esa mesa verde encontrar un electroimán de forma circular atestado de tornillos minúsculos y perfectamente alineados hacia adentro y la cabeza afuera como si se tratara de un raro arácnido del mañana. No podía figurarme cómo así podía armar y desarmar cada una de estas piezas. Entonces me convencí de que era un sujeto de algún culto.
-¿A lo mejor haz ido a escuelas de padres?
Por supuesto, y allí me he encontrado con todo tipo de parejas y personas. Mujeres que se quieren suicidar por que se separaron, parejas que se odian, otras que se aman, infieles arrepentidos. De todo.
Cuando terminó sentí respeto por un tipo que pensaba decididamente distinto a mi, pero que sostenía sus ideas con cierta determinación que explicaba una vida metódica, algo buda, zen, o por que no, cristiana en alguna variación fundamental, quizás esenia.
No quise ahondar y me quedé convencido de que era un tipo forjado pro la vida y encaminado a diferencia mío en la virtud, la comprensión y la buena voluntad.
-Son doscientos soles, el problema es que se ha roto esta parte –me señaló- y no hay contacto. La desarmaré.
-Querrás un adelanto- insisto.
-Sí.
-Cuanto- Pregunté.
Me imaginé que diría un veinticinco por ciento a lo mucho.
Y comenzaron las contradicciones. Me pidió el cien por ciento.
Cosa rara, le di. No podía dudar de él. Además me lo había recomendado un amigo que, ahora que lo pienso, tenía fama de ser un desastre.
-Estará lista mañana a las 2.00 PM. Pero mejor llámame porque no vaya a pasar algo.
Era viernes, mi amigo me llamó diciendo si estaba listo, y le informé que estaba tan ansioso de ver mi cámara reparada que ya estaba encaminado. A la 1 y 20 min de la tarde recibo una llamada del asceta experto en ser feliz. Me pidió que le diera tiempo hasta las 6 de la tarde y que hasta me llevaría la cámara a mi casa. Cuando le llamé a las 6 de la tarde escuché su voz. Estaba completamente borracho, super borracho, quien trató de disimular su estado diciéndome.
-De todas maneras te enviaré la cámara, no desconfíes, dame treinta minutos.
Nunca me mandó la cámara, esperé por gusto, y comprendí que era un borracho terminal con doble personalidad que si arreglaba cámaras era porque él era, en cierto modo el positivo y negativo de las fotografías que solo pueden ser reconocidas en el papel.
El hombre virtuoso, intachable, incapaz de cometer una infracción, trató anárquicamente de convencerme con una llamada de que cumpliría. Pero al llamarme ya tenía el gusano del vicio en el interior, como si algo lo tomara de los testículos, lo gobernara y arrastrara, como negativo Kodak, Fuji o Cartavio, a un cuarto oscuro, donde en una atmósfera de químicos y confusas luces rojas, se daría el ineluctable pero a la vez asombroso proceso de su revelación.
No me sorprendería que más tarde se convierta en mono, o en una bestia rara muy veloz que salte de los postes y se estrelle con las paredes, las atraviese y devore niños. A lo mejor, quien sabe lo que pude haber en un tipo que arregla con tanta destreza e irresponsabilidad las cámaras de fotografía de los que sueñan algún día hacer con él la fotografía de su vida.
Cuando me entregó la cámara estaba muy raro. La probé en el espejo para captar su cara, y cosa extraña, no apareció su reflejo aunque si unas extrañas letras diciendo un raro mensaje que no estaba en la pared pero que si aparecía en el espejo: XFV NEUTCOTMESCONIBLETZ
Al darse cuenta de que lo sabía todo -no se aun que pero se dio cuenta- me explicó que esto se debía a unos factores cromáticos que no entendí pero fingí hacerlo.

LIBRE

Nunca me digas que eres una chica linda, mejor si eres linda y no te das cuenta. Nunca me mires con los ojos fuertes, ni secos, ni con acero. Mírame con amor y sin admiración en la playa, como si la adolescencia floreciera, sin secretos para ti, sin negativas ni disfuerzos para mí.
No pongas mañana al hoy, deja al devenir decir, yo puedo, y compaginar la inocencia con la piel.
Quiero echarte bronceador para que no te queme el sol y buscar los contrastes entre la arena y el cielo azul. Verdaderamente quisiera que te pongas tus lentes negros y sonrías mirando tus rodillas huesudas.
No quiero que seas brillante ni yo impresionarte. Mis huesos pueden estar en paz con la simple intensidad de hacer lo que nadie se atreve. Nada de glorias, nada de heroísmos, nada de valentías innecesarias. Solo astucia, eso sí. Una astucia tan fina como el fuego lento cavernícola.
Nosotros estamos en la pared, estampados de reflejo. Y no es que no sea mundo real. Es sino esa variante donde solo vamos a tientas de la mano y sin fingir falsas seguridades. Verdaderamente estoy asombrado como un helado en verano frente a la avenida llena de autos y gente que achica la cara incómoda por los rayos del sol, pese a que son filtrados por las ramas de los árboles que dan algo de frescura al ambiente.
Cómo me gusta tomar un café al mediodía en verano. Y vivir en paz, como en cualquier planeta. Y no escuchar claro de luna sino balancear, no escuchar, balancear, como u titán que ha engañado a la gravedad y juega con la inercia para lanzar rayos de poder donde nadie cree.
No más una diosa, ni un dios, solamente dos idiotas cometiendo torpezas con la seguridad de Magoo, el ciego que siempre llegaba a buen puerto.
Finalmente quisiera algo: no te arruines en las torpezas del destino, entiende que me quedé hasta las 4 de la madrugada viendo el campeonato mundial de moto y que el Dr Rosi casi cae de la moto.
Todo bien, todo suave, moviéndose en los claroscuros de la vida, comi si en uno esto ya fuera ciencia.

viernes, 21 de octubre de 2011

EL PODER VIENE SOLO

Ha salido el solcito de octubre en Lima, mientras el Europa bajó la temperatura de 30 a 14 grados en una semana. No se cual es mas real una caída o una subida. Lo que si es cierto es que estoy en caída aunque sonrío y voy tirando a fuerza de necesidad de vivir. Voy dándole oportunidad a eso que pocos, se decir no, perturbar, subvertir y joder. Lo que nadie se ha dado cuenta es que esto funciona. Si sirve. Siempre detesté los grupos terroristas, los sufrí en los 80, pero no cabe duda de que eran efectivos para mandarlo todo allí abajo, exactamente a un lugar de pueblo libre donde el viejo Peugeot de la familia, con las llantas bajas y los asientos como una sala de los chicos del barrio eran testigos de una juventud sin mañana que no podía tomar en serio nada, absolutamente nada.
Pero, cosa más que extraña, yo era ya un subversivo de la vida,q ue con algunos años más, remasterizado, mejorado o empeorado, suelo decir no a muchos, síntoma de inmadurez. Pero con la necesidad de no perder, suelo decir no, cuando el que se molestará mno sabe que ya lo tengo cogido de las pelotas para cualquier movimiento que pretenda hacer por mi osadía de joderle en su ego equívoco.
Suelo ser un subversivo con muchos seguros, lo cual no me quita el riesgo de andar sobre brasas de fuego y disimular la sonrisa como si acabara de dormir mis 8 horas sin problemas.
No cabe duda que hay muchos que me pueden dar la lección, normalmente son mujeres, la vida o la muerte. Eso es inapelable. Por eso los Beatles sabios se aseguraron con Im the loser.
Lo soy en muchos sentidos. Especialmente en tratar a la gente.Soy aunque no lo parezca distante, introvertido, asustadizo como si las olas del mar me fueran a coger por lo que corro sobre la arena para refugiarme en las piernas de mi madre.
Pero aunque estas redverberaciones vengan como sinema verité, soy uno de esos tipos duros con quien debes tener cuidado, mucho cuidado. Se hundir el puñal y enfrentarme al abismo. ¿No te parece que eso es algo? Si pusiera eso en mi currículum sería conveniente. Pero a lo mejor no lo entenderían muchos, lo cual le restaría esa conveniencia para convertirme en cok, peligro, no necesario para el orden.
Pero escribo por si acaso, por si las cosas no salen tan bien. Ultimamente he andado corriendo, demasiado, y eso me hace bien. Las endorfinas que arranco de esas pesas me enfrentan a mi pequeñez. Pero aun así me ven un poco grande. Soy un maldito defensor de mis ideas.
Pero no he dicho aun lo otro. La tristeza se extiende en mi con la playa atravesada por el tipo del Mercedes Benz. Es prístino el día, debo sonreír para mi hija, para mi amado Sebastián, protegerlos de este mundo al que lo dejo tranquilo mientras no me moleste. Pero últimamente me he dado cuenta de algo. De que a estas alturas de mi vida, no es muy conveniente para el mundo molestar a este pastor que no quiere nada, ni dinero, ni poder, solo paz, y que si algi perturba esa paz, de pronto aparece un monstruo de siete cabeza que no quiero del todo olvidar, porque aún debo defender a esos chiquillos a quienes que ya estoy enseñando a esquivar las balas.
Si eres alguien que quiere encontrarme, te prometo que te sentiré mucho tiempo antes. Tal vez no hacer nada te inquiete. A estas alturas de la vida considera que puede que no todo lo tengas controlado. Pero a ti , especialmente a ti sí. Y lamento esto, que te sientas tan invadido, pero en verdad cometiste un error al cruzarte por mi camino.
Lo que lamento es que este estado de guerra , tal vez de cuando Lima era una ciudad bombardeada, me ha dejado ese trauma de buscar la paz. No quiero la guerra, pero Hobbes, Hobbes, parece que tenían mucha razón.
Cómo defenderse de la multitud, cómo atravesar la calle sin que nadie te conozca o te quiera conocer. Cómo esconderse en el gentío. Cómo no usar camisa amarilla en un mundo de camisas grises. Cómo.
Hoy alguien se equivocó conmigo. Tuvo una idea equivocada. No sabía que los aristocráticos d ela vida nos conducimos por eso que le decía a mi Tián. Por la razón vital. No todo es tan positivo, en realidad poco es positivo, en sentido científico. Mi razón histórica es otra. Vengo de un mundo bombardeado en muchos sentidos… y solo busco la PAZ.
Es posible que no la encuentre. Y deba seguir moviendo los hilos. No es tan difícil. Eso me ayudaron a entender unos israelitas. No soy más el mariscal de campo. Quiero ser un espectador en el estadio, pero no se por que a veces me veo en la necesidad de ordenar el mundo. Tal vez mi amigo Paul tiene razón en decir que me gusta el poder. No sé. A veces como dice Alan…. viene solo.

miércoles, 19 de octubre de 2011

REUNION CON TRAVESTIS DE FAMILIA

I
Últimamente he tenido pocos momentos de amor. Y el desamor se me nota en la cara, en la actitud, en la forma como vivo entusiasmado en exceso con lo que suelo hacer al extremo de no percatarme si una venus me circunda. Parecería que no me importa una caricia, una mirada amable, un “alto chico que estás haciendo”, were are you going.
Las mujeres son especialistas detectando y buscando posibles chicos que les den respuestas que solo buscan por aburrimiento. Pero yo, sea por experiencia o pro que tengo un teflón más o bueno que me defiende de ellas, no hago caso en sus impulsos para salir del aburrimiento de la vida estable que, curiosamente, buscan con desesperación.
Si alguien inventó el método, fueron las mujeres que son regulares hasta cuando menstrúan, siendo objeto de alarma esos retrasos de los que bromeábamos cuando una amiga me decía que estaba preocupada. ¿A si? Le respondía, ¿algún retraso?
Me encantó la otra vez cuando mi amigo Paul me explicó que por más vividos que seamos los hombres a veces somos unos retrasados mentales cuando elegimos a una mujer.
Y desde luego, yo a esto añado la frase de mi fallecido amigo jean. “Las mujeres son lo mejor y lo peor de la vida”.
El abandonó a su mujer cuando era un anciano. Tenía cáncer al estómago y la dejó para conocer China e India a fondo. Me invitó una vez a un viaje a Galápagos. No dejamos un hueso sano a este género que nos parió. Y me reconocí como lo que decía Porras Barrenechea “un buscador de islas legendarias y razas de gigantes”.
A estas alturas de mi vida soy, de hecho, un aventurero de mil puertos y mil mujeres, lo que no me convierte en Casanova ni mucho de eso.
Mi amigo Álamo Day me decía que antes las llevaba a la cama, hoy las invitaba a cenar, las entretenía entreteniéndome en noches de intercambio y nada más, como si llevarlas a la cama fuese un doble filo que me atravesaba como garfio a la ballena.
Tal vez es cierto, he aprendido a amar la libertad, por lo que detesto la invasión de las mujeres. Esa que surge cada vez con más naturalidad cuando se empiezan a compartir cosas. Sé que moriré como un perro abandonado, que no tendré, a lo mejor, a ninguna que me pase el trapo por la frente. Pero vale la pena no vivir hipotecado a cambio de esto, en mi ley, sin esperar demasiado de la gente. Solo lo necesario… si es que fuese posible.
La otra vez hablando con una mujer me preguntó que buscaba. Comíamos algo de comida hindú. La dueña del negocio parecía muy entusiasmada de verme ¡al fin! Con una dama atractiva y delicada. Le respondí. Lo que busco es paz. Sé que soy en muchos sentidos un desastre, pero si puedo encontrar paz y belleza, o al menos unos cuantos decibeles menos que los que suelo escuchar de las mujeres, a lo mejor estaría bien. Sé que ella me estudiaba. Pero añadí- Eso es imposible. El proceso es así. Primero te enamoras, la ves maravillosa, incomparable, crees que puedes ser fiel, hasta que te rompe el encanto algún aspecto de su realidad que con concibes. Luego vienen las otras cosas, el hartazgo que generan los mismos olores que a un principio te encantaban, y seguramente uno produce lo mismo en ellas, y ya, se apaga lo que fue un tórrido romance, para apreciar la libertad. Y nuevamente aparece otra, y otra, hasta que decides con la menos indicada hacer una familia que por lo general, en estos tiempos, es un desastre en el que la mujer si es mayor que tú te culpa de haberle impedido amar a otro hombre que si es un caballero.
Pero no seamos injustos, no es solo una mujer la que tiene estos atributos que pueden convertirla en fatal, sino es un colectivo, como si las mujeres emancipadas de estos tiempos hayan ido a la caza de hombres con cuchillos, para intentar demolerlos por los millones de años de dominación.
Es un hecho que los hijos en el plano genético están confundidos por este acto de progreso y degenere a la vez. N o más hay madres, no más hay ternura, no más hay eso que todos los hombres buscamos. Mujeres.
II
Fui a la reunión de “padres” de familias y solo había doce madres. Todas, o la mayoría, eran horrorosas. Cada quien quería demostrar que tenía más dinero, más seguridad, más espíritu práctico. Ninguna me dio las garantías de que podría darle un trapo mojado a Cristo cuando estaba en la cruz. Por el contrario, muchas tenían mirada de carnicera afilando cuchillos ideales para rebanar personalidades, donde, y esto es una arbitrariedad mía, lo acepto, cada quien me parecían más desesperada por el inminente arrugamiento de su poto, que por el clarísimo estreñimiento mental, del cual desde luego, eran inconscientes.
La líder opacaba a las demás. Era una cara flaca, de risa burlona, y timbre en voz de mando. Era un travesti. Estaba con casaca de cuero, tacos, y actitud de muy apurada, como si no se diera cuenta que Ms Obama a lo mejor dispone de más tiempo que ella para los chicos. La miré y pensé en Chiang Ching.
A exigencia de mi hija fui a la reunión. Cosa extraña, cuando llegué me enteré que era para ayudar en las tareas a los chicos. En el fondo era una competencia por quién hacía la mejor presentación de una región del país. En el caso de mi hija, la región elegida fue Ayacucho. La presentación consistía en un stand de muestra con cosas representativas de esta región.
Lo primero que pude darme cuenta era que nadie, es decir, ninguna de las madres conocía ni por asomo Ayacucho. Fui cruel al preguntarlo, lo reconozco. Pero me parecía importante y necesario preguntar lo que me parecía.
Luego, al leer las reglas de la exposición feria, comprobé la chatura con que concebía el colegio y las madres la presentación del departamento del país que más sangre vertió en los últimos años. Pensé que qué para estas mujeres que seguramente con buenos recuerdos de esos días por que podían follar en medio de los apagones en los parques, todo el trauma de vivir en medio de bombas, destrucción y muerte no sirvió de nada. Todas, como diría Peter Nadas, padecían de la indiferencia de los europeos ante la II Guerra Mundial.
Lo olvidaron todo, la amnesia las consumió, y ¿Qué es lo que pensaban presentar de Ayacucho? artesanías, platos típicos y una danza.
Pero, y aquí mi asombro, lo más importante para la líder, que a mi entender está llevando al suicidio a su hija, era contratar a una diseñadora de maquetas, que era su hermana, para en ella se pongan postales y “cosas así” de Ayacucho. Todo a un módico precio. Es decir, no solo nos estaba arrinconando para que paguemos por que otra persona le haga el trabajo a nuestras hijas, sino que debíamos pagar por eso.
Resumen, lo que entendía por exposición era pura forma, nada de fondo, cuando Ayacucho es a lo mejor el resorte que nos llevó a la desgracia, pero ahora a u a precaria pero evidente opulencia económica.
Tuve que hablar y decir que con ese pensamiento estaban volviendo inválidos a nuestros hijos, recordé que los niveles de apreensión de los peruanitos era el más bajo del continente, mismo Haití, y que nadie leía nada en casa.
Naturalmente trataron de silenciarme cambiando de tema, cosa en la cual la madre de mis hijos es exacta. Pero proseguí, y conseguí que me encargue de hacer un resumen de lo que yo entendía “ya que tanto se” de Ayacucho.
Así es que haré ese resumen, donde me advirtieron que me ciña a las indicaciones del colegio.
No seré tan formal, pero de hecho haré un resumen muy interesante. Para niños, dije, es decir… para las madres.

lunes, 17 de octubre de 2011

ENTENDIENDO AL TIO DE LA TELE

Empiezo a entender al pobre Jaime Bayly. Un muchacho que no desea ser maduro en el sentido de lo que otros entienden madurez, y que bien puesto en sus zapatos se ve compelido a responder al mundo con odio. No, no es culpa de Bayly, es culpa de su circunstancia, de su modo de ser, de su autonomía y sensatez de no querer ser otro sino el mismo.
Lo he leído batallar con todos los que han intentado sacarlo de lo que es, y hasta terminó enfrentado a sus hijas. Pero digan lo que digan, el tio es soberano, y esa verdad me deja una sola idea y actitud hacia él. Admiración y aplausos.
Se hizo el gay, el político de izquierda, el mal hijo que escupe a su padre. majaderías, el solo quería ser él, y aunque no se si sea feliz, desde luego que es.
Tal vez vivo como el un problema parecido. Hay mucha cucufatería a mi alrededor, mucha moral, mucha obligación. Esto es insoportable a veces, y si lo mantengo es por los afectos que me deparan los chicos. Verlos es un encanto. Aunque no se cuánto dure ni cuanto los hayan formateado hacia esa moral cristiana, que en si no es mala, pero que tiene mucho de política, dominadora, arrinconadora.
Renunciar a la vida por Dios es lo que no me gusta de los que llevan esa moral. Si para alguien que va todo el tiempo a la iglesia hay que vivir de hipoteca con los familiares a cambio de que te den un morir acompañado, hay que considerar el costo beneficio y prescindir de ellos mientras aun se pueda gozar de la libertad.
hay gente que escucha a través de las puertas, personas amargadas que ven en uno odio por defender su soberanía, vencidos y vencidas que van haciéndose un luigar en esos espacios que uno descuida, y que se consideran imprescindibles. Pueden ser personas buenas, pero que en si haccen daño.
Por ejemplo, mi hermana, que me considera un inmaduro. Si le he soportado un tiempo es por que no me importa lo que haga de su vida. Claro que he intentado hacer algo para que cambie. Pero al darme cuenta de que no es posible la he dejado tal como es. Pero ella si quiere cambiarme. Entonces le he invitado a retirarse de mi casa. Me ha dicho que no lo hará. Es evidente que no desea hacerlo y siente que tiene una misión por encima de mí en esta.
Bueno, la madre de los chicos se ha ido a Europa. Yo que pensaba descansar de ella, de su ultrasonido, de sus agresiones permanentes, ahora debo soportar a esa pesada. Me apena saber que está enferma de algo, pero seguro de lo que realmente enferma es de la cabeza, del alma, como la madre de los críos.
Ojalá de vez en cuando puedan estar tan desesperadas como yo que meveo feliz tomando un espresso leyendo las cosas que me agradan.
A dormir, este desastre se va a la cama.

domingo, 16 de octubre de 2011

¿QUE HACER CON UNA PERSONA BUENA Y ENFERMA DE HISTERIA?

PREGUNTA AL CONSULTORIO DE LA DOCTORA MAGALY MORO
Doctora Magaly Moro
Hay gente que no es mala pero hace daño. Un químico reacciona en su mente, cada vez con más frecuencia, y bombardea la vida de quien hace tiempo dejó de ser su pareja. Si uno es un maldito hombre de mundo, un sujeto que ha sacado varias veces los pies del plato, y destrozado en su ex pareja la idea de una vida tranquila al reemplazarla sucesivamente por mujeres distintas, uno tiene las garantías de una vida de pesadilla.
La naturaleza misma del hombre, las circunstancias que lo empujaron a hacer lo que hizo, lejos de ser atenuantes liberadores de toda culpa, se convierten mas bien en argumentos de su condena. La condena es benigna, desde luego, pero impide una vida feliz por que uno es sometido al escrutinio y es vetado por todos modos de ser tranquilamente. Es cuando uno empieza a amar la mentira, el engaño, el silencio y la soledad.
Entonces, mientras uno no se vaya de la casa es posible que el peaje sea ese: soportar los ataques de histeria, las falsas interpretaciones y hasta las presiones para ser de otra manera.
Yo entiendo que uno se convierte en una suerte de polvo picante que activa los enconos del contrario hasta la contorsión.
Lo único que uno puede hacer es largarse. Sí. Largarse hasta nueva fecha por que la convivencia se hace imposible.
Entonces uno se hace la pregunta. ¿No es que deberían existir nuevas formas de matrimonio? Es decir, parejas que son aliadas para la crianza de los hijos y cada quien poder tener otros enamoramientos sin que molesten al contrario?
Se que esto enfadar a algunos, pero pienso que la vida son porcentajes. Pueden haber matrimonios en el sentido de casarse, si y solo sí, para tener alguna responsabilidad económica o MORAL sobre los hijos.
Hace unos días una amiga al escuchar mis conversaciones por el Skype con la mamá de mis hijos me confirmó lo que yo me di cuenta tarde. Que me mandoneaba. Si, su tono de voz, no solamente imperativo y alto en decibeles, sino esa imposibilidad de escucharme, se mantenía con la nitidez de cuando descubrí que no era la dulce gatita que se presentaba.
Desde luego que no me considero un santo, pero al no haber alcanzado la madurez en los tiempos que éramos enamorados, y ella si, no veo entonces por que he de seguir pagando una condena por haber algo de lo cual no era consciente.
Entonces entramos al tema de que los hombres que cometieron el error de no elegir a una persona con los decibeles tolerantes deberían tener el derecho judicial de impedir a las mamás de sus hijos increpar, juzgar, atacar y malinterpretar.
Voy a ser más sincero. Hace unos instantes había empezado este artículo así “Qué hacer ante la existencia de una persona enferma de esquizofrenia, bipolaridad o histérica permanente. No lo se. En mi caso tengo a una histérica, cuya …”.
Pese a todo, sospecho que no es una persona mala, ruin, desgraciada. Solo histérica. Señora Magali Moro. Yo no sé si tratar esto contestándole y ahondando el problema, renunciar a cualquier opinión o crítica so riesgo de ser mordido con sus colmillos, o bien comenzar a actuar como otro y hacer ejercicios para fingir que me importan sus ataques.
RESPUESTA A CONSULTORIO
Consejo: Huye lo más lejos posible, sin abandonar a los chicos búscate otra chica, pero estudia la en lo referido a sus decibeles, comienza a sepultar a esta persona que te molesta y nunca, pero nunca más le digas la verdad de nada. En cuanto a sus falsas interpretaciones diarias. Trata siempre de tener un plan B para distraerla. Haz sonar con tu celular el teléfono para que vaya a contestar y no te moleste y, por supuesto, no te culpes de ser como eres. Si eres un canalla, así serás y debes sobre todo aceptarte. No obstante, observando que haz tenido algunos amores en la vida, es posible que no lo seas… encanto.

lunes, 3 de octubre de 2011

ZORAN, MICK JAGGER, MI TRASTIENDA, CHA SU MADRE, TOMEMOS DE UNA VEZ EL INFINITO

Ultimamente voy a mil por hora, cosa que a nadie que me conozca le puede sorprender. Pero... no es que esté en un estado de huida, ni que esté intencionalmente poniendo bajo la alfombra los otros sucesos más importantes que ir por ahí enamorado de escribir, hacer fotografías, editar y, finalmente, reencontrarme con los pocos que al parecer tienen alguna afición a esta trastienda de la vida.
He estado a velocidad neurológica, no, nanológica atravesando valles montañosos cubiertos de cafetales y serpientes, ignorando o masajeando el ego a un ejército de asustados y desconsiderados, adorando el quehacer, como llevando un liderazgo en mí, y no de nadie más, armonizando, disciplinando, cooptando a cada una de las pulsaciones de mis electrizados componentes hacia un lugar que no es sino yo mismo que es lo mismo que decir al infinito.
Veo mis papeles regados en el piso, mis ropas sucias, una botella de Coca Cola, que casi nunca tomo, semivacía y sin gas al lado de la cama, lo cual para un analista de esos podría indicar que estoy en el fondo mismo de una depresión, abandonado, descuidado, pero no, se equivoca el estúpido analista que necesita fumar un poco más por el poto. Es síntoma de velocidad, de que un fórmula uno no se puede detener, al menos cuando hay viento, carretera y mucha potencia.
Los pistones de mi imaginación ponen a prueba las tendencias y me la pasé seis horas en el café escribiendo, mucho, y ahora, en la mochila pienso en Zoran Kirkegaard, ¡qué filosofo el danés!, quien nació con un réculo de plata, disponía de una vida para llenarla de luminosidades y colores de quintaesencia, pero se la pasó haciendo una tomografía de la desesperación. El tipo era realista y, siendo rico como era, no debió esperar a que una editorial o universidad le financiara sus elucubraciones sobre tantas cosas, y el mismo ¡imagínense lo que costaba en el siglo XIX! mandó a imprimirlas en libros, que cosa rara, cobraron en pocos años relevancia europea, y por lo tanto, universal.
Esta noche mi amigo Alamo Day dirá al mundo que es bipolar. Lo hará en televisión. En la mañana fue entevistado por un gusano con corbata, pero sin la cara de Sinatra. Tal vez no lo entendió. Casi estoy seguro de ellos. No sé en qué lado del péndulo estará mi amigo en estos momentos. Sé que se prepara para el momento, esta noche, como un trapecista que calienta los músculos antes de saltar de una baranda a otra sin maya. Mientras tanto mi amigo Paul mira a su tremenda hija, que si me dicen que podría mover objetos con la mirada, no lo dudaría y saldría corriendo por que si la otra vez me bañó mientras dormía con mi Calvin Klein de 100 dólares y luego con sos prefumes dulzones de niñas, -yo me moría de sueño- sería capaz de ponerme de pie sobre la cúpula de la Gedäche Kirche de Berlín.
Si Mick jagger dijo que el era un fórmula uno, que no tenía tiempo para el amor, tal vez ando en las mismas, aunque no debo de negar que la potencia suave del silencio, ese que habita en ciertas miradas, puede ser la posibilidad de encontrar la variante en el camino, finalmente la misma que siempre me gana, como si en el fondo no quisiera llegar nunca al final del camino, sino mas bien, encontrar, más , más y más caminos, esos mismos que nunca los haya hecho el hombre, sino el mismo que yo mismo hago con empeño, desesperación kirkegaariana, a veces, pero inevitablemente, con una lonchera provista de destino.