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lunes, 23 de mayo de 2011

UNA LLAMADA EXTRAÑA

Fue un encuentro casual. Iba a 100 en la autopista virtual. Holgaceanaba en el facebook. Hacía curvas suaves y de rutina, cuando una ventana se abríó con un "hola". Era, para sorpresa mía, la hermana gemela de mi primera enamorada. Ya habíamos charlado antes pero, con sinceridad, me aburría. Era demasiado buena gente y distante. No la veía tres décadas.
Pero aparentemente ella si me tenía más cerca y aúnpeor, entre sus buenos recuerdos. Le di mi número y a los pocos minutos me llamó a casa. Casi en el primer párrafo, en una inusual economía de tiempo, me dijo un poco de su vida, a lo mejor lo más importante.
-Tengo una enfermedad incurable- Me informó en seco.
Reía naturalmente y tranquila. Si es natural la muerte, su reacciín ante ello era claramente antinatural. Solo entonces comprendí porqué jamás leí sus mensajes de autoayuda. Porque tal vez estos mensajes que encontraba en la bandeja estaban contaminados de muerte y yo lo presentía. Todos los mensajes de autoayuda están contaminados de muerte. Y aquellos que son abusivamente utilizados por gente sana pero fracasada no sirven. Solo son válidos los de gente en problemas, como mi vieja amiga, a quien por 25 años dejé de estimar. No me imaginaba que estuviese radicalmente enferma.
Al negarme a abrir uno y otro de sus mensajes de bienestar pensé que ella no era sino otra ociosa, una mantenida cualquiera que aparcaba su posterior en un sofá para ver a Gisella los domingos por la noche. Me equivoqué radicalmente. Preo alto, no vayamos tan rápido. No le demos razón al necesitado, sino al dispendioso, al equivocado, al que no tiene frenos.
Pese a escucharla un rato, la verdad es que quise evitarla sabiendo que ella portaba la muerte, y que si no la vi en esos años, era posible que tampoco la vea nuevamente, salvo un imperativo ético que me acerque a ella.
No me imagino el dolor que haya tenido que soportar esta mujer ni sus hermanas que nacieron para ser felices y que fueron el amor completo de su padre. Indudablemente ella recorrióp en su lucha contra la muerte los pasajes más bonitos de su vida, y entre esos no me imaginaba que me encontraba , allá cuando apenas era un mozuelo enpingado de diecisiete o diciocho años.
Pero escribo de ella por que, en verdad, y ahora reflexiono, ella, con la vida en una incógnita, está igualmente asociada a tiempos de enorme expansión anímica, tiempos felices, cuando ella, su hermana y yo, depredábamos a la vida con toda esta por delante.
Recuerdo que nos turnábamos las parejas para hacer, cada una, el amor en el lado oscuro de la casa. Cada pareja hacia de campana en caso que baje el padre del segundo piso. Además de eso, íbamos a discotecas, a las de la Feria del Hogar, comíamos pizzas y escuchábamos casettes con música romántica de esas que gustaban a las chicas, pero como estábamos enamorados, también disfrutábamos los hombres.
Ella me quería tanto como su hermana, que para colmo era gemela.
Pero nos olvidamos mutuamente mucho tiempo. Y ahora la encuentro en esta extraña circunstancia.
Horas antes me llamó Roxano Gropious. Estaba completamente en bote. Y en rebote me lanzó el descubrimiento certero de que, en efecto, estaba loco. Químicamente loco.
Que iba a desaparecer.
Luego se tranquilizó y me dijo que estábamos conectados.
Mi amiga toma 30 pastillas al día, y es lo único que le ata a la vida. Está segura de que vivirá. Yo espero que asi sea. Tal vez lo haga. Tal vez nos veamos. Lo que dudo es que realmente le interese mucho las cosas que yo le diga.
Ella mira a un lugar donde no quiero ver y que de seguro un día lo veré. Mientras tanto, nadie me puede refutar este don de saber vivir.. por encima de todo.
Disfruto mi segundo con intensidad con la ilusión de que esté hecho de infinito. Aunque tal vez sea asi, finalmente.

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