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martes, 6 de septiembre de 2011

EL ESPIRITU DE COSTEAU: MATENLOS A TODOS DIJO EL PERIODISTA ASHANINKA



El Atalaya - Ezequiel 3:17-18
"Los reyes de la antigüedad defendían sus ciudades con muros altos y gruesos, de piedra. Encima de esos muros, habían torres desde donde los atalayas podían ver a los enemigos que se disponían a atacar cuando aún estaban lejos. El atalaya tenía por obligación; velar y sonar la alarma cuando el peligro se acercaba; y, ¡ay! del atalaya que se quedara dormido en tanto vigilaba, o que, por cualquier causa, no sonara la alarma cundo había peligro, pues pagaba el descuido con su vida.
"


Cuando Jacques Costeau dijo a los nativos "si ves a un hombre blanco mátalo, que te destruirá tarde o temprano", nadie dijo que estaba mal. Cuando el dramaturgo alemán Brecht dijo que cada vez que conocía más a la humanidad quería más a su perro, tampoco nadie dijo nada. Ahora que un ashánika, con muchas razones para temer a los humanos, pidió matar turistas, ha sido trasladado de su aislamiento en la lejana Atalaya, Ucayali, a una fama que le ha torcido los huesos y no parará hasta escarmentarlo y callarle la boca. Y lo han arrastrado a l comentario mundial en el peor sentidos. Su fama ya es en todo el planeta y en distintos idiomas la gente le dice "imbécil".
Ustedes saben que no tengo apego para nada con las causas sociales estúpidas, ni concuerdo con esos socialismos romos y de cuarto mundo, de ese caviaraje de moral liviana y pompa amariconada de tipos incapaces de hacer dinero en empresas, pero que salvan su ego en oenegés políticamente correctas que quieren ser superiores a los empresarios llamándose intelectuales profundos.
Por eso es que en esta defensa a este colega desubicado la hago en honor a la verdad y con más autoridad moral que esos que se ocultan en el análisis desapasionado.

El principio

Cubiertos con su cushmas azafranadas y con algunas ramas de barbasco para envenenar las aguas y tomar los peces doncella, aunque espinosos, muy sabrosos al más leve hervor, los padres de Bernardino se abrían paso en el monte. Verdeaban así las primeras imágenes de su hijo Bernardino a quien no supieron ponerle apellido por que sus padres carecían de tal.
En niño al sacar su DNI no tenía apellido y por eso es que solo tiene nombres, Bernardino Sebastián Miguel. Sus primeros días del hoy periodista asháninka más famoso mundialmente por pedir matar a turistas fueron como el de miles de hermanos de su etnia.
Seguramente tras alguna pesadilla amazónica, sacó a luz en su programa radial, en Radio Ucayali, un sentimiento escondido contra los turistas que ya se colaba en las aplanadas y sofocantes calles de Atalaya.

Bernardino Sebastián Maniel era un niño cuando los asháninkas fueron secuestrados y asesinados por Sendero Lluminoso y el MRTA. De hecho, cuando se enteraron de la tragedia de Mazamari, donde fueron hayados 200 cadáveres de asháninkas, muertos por los grupos terroristas, sus mentes estallaron al terror.
Muchos de sus hermanos, amigos o vecinos, comentaban en su lengua el peligro que eran esos hombres que los llevaban para esclavizarlos y convertirlos en guías para perpetrar sus fechorías atravesando una selva profusa y peligrosa.

Dicen que fueron miles los asháninkas obligados a quemar pueblos, descuartizar a seres humanos, a matar a sus hermanos, a traicionar, antes de que Miguel Camayteri, tomando la bagtuta histórica de Juan Santos Atahuallpa, regresara a el Gran Pajonal para organizar el rescate de los asháninkas. Bajo su égida, provistos de flechas envenenadas, trampas de chonta, y mucho valor, recuperaron su libertad y volvieron a sus tierras, aun atravesadas por el narcotráfico.
Al centro de Atalaya no está la plaza Bolívar o San Martín o Grau. Está Juan Santos Atahuallpa, el asháninka que los liberó en el siglo XIX.

Es que los asháninkas siempre fueron perseguidos. Antes que el MRTA o Sendero Luminoso, fueron los italianos en su búsqueda para tomarlos de esclavos que necesitaba la explotación del caucho y la madera.
Furzados a huír, cada vez se alejaban sus tierras, obligados a romper su naturaleza sedentaria, para rehacerse en nómadas ante una persecución que los orillaba a la decadencia.
Muchos al salir de sus márgenes, eran rechazados en tierras de otras etnias, pasando así al aislamiento más duro, o a ser confundidos como koapacoris sin raza. He visto cómo viven muchos nativos en una soledad infinita, despreciados por otros. Rostros acabados, pese a la juventud.
Una vez supe de unos expedicionarios que llegaron en medio de la nada a una de sus cabañas de capiso, y al tirarse a dormir sobre sus hojas, casi son arastrados en procesión por miles de cucarachas. Así viven, así mueren.

El pobre Bernardino vivió con todos estos recuerdos, el sabe lo que es vivir entre dos fuegos, sabe mucho más de lo que saben otros, pero su mundo es mágico. La propiedad es un invento nuevo. Una vez con el fotógrafo de AP, esteban Félix estábamos en Puerto Copa, en la entrada del río Tambo. Tomamos una habitación sin vidrios en las ventanas sobre el río. Cuando llegamos de noche habían dos asháninkas durmiendo en nuestras camas. A nuestra sorpresa, se fueron como monos saltando por las ventanas, matándose de risa. Muchos de ellos no conocen la propiedad y pueden ponerse las zapatillas y polos de uno y decirte al día siguiente con estas vestimentas “apúrate es tarde”.

El pobre Bernardino así como sus hermanos una vez tomaron zapatillas que no eran suyas sin saber que eso era robo, sin tener idea de que existía la propuedad, con su español apenas entendible, tuvo la ocurrencia de decir en público lo que todos decían, que la grasa humana servía como combustible para los aviones. Entonces, “con toda razón” dijo que los turistas eran los culpables.

De hecho, los turistas que llegan a Atalaya, zona cercana al gas de Camisea, aparecen atraídos por los chamanes influenciados por Brasil, realizando viajes de Ayahuasca por sumas módicas.

Bernardino pidió matar turistas por la radio, y hoy es famoso en todo el mundo por sus declaraciones. La ignorancia de Bernardino no es mayor que la de millones de seres humanos que piensan que este dijo lo que lo dijo porque simplemente se le ocurrió. Debemos agradecer a Bernardino el periodista asháninka avernos abierto los ojos a algunos de las galaxias tan distantes que entrañan estos pueblos tan profundos, que irónicamente, con sus imágenes mítica, religiosas, tan engarzadas a la acción, podrían tener, como dice Vargas Llosa, la piedra de toque, la partida de nacimiento del caótico surgimiento de la civilización. Un origen, desde luego, sangriento, como lo puede ser que un asháninka lleve con la tecnología y no con tambores de guerra, su llamado a la protección.

Finalmente, he llegado como periodista a Bernardino. Esta es la forma como se expresa en su sitio:

"HOLA A TODOS MIS AMIGOS Y AMIGAS, CONOCIDOS Y POR CONOCER. LES SALUDA UN AMIGO DOCENTE, COMUNICADOR SOCIAL INDÌGENA AMAZÒNICO DEL GRUPO ÈTNCIO ASHÀNINKA. LO CIERTO ES QUE DESEO TENER AMISTAD MAS DE USTEDES Y DE ESA MANERA APOYARME CON TEMAS DE EBI,TERRITORIOS,CULTURA E IDENTIDAD,DERECHOS HUMANOS,ETC. QUE SERVIRAN PARA MI PROGRAMA RADIAL, EN RADIO GALAXIA AL FONO. (O61)46-1217 DE LUNES A SÀBADO DE 5 A 6:30DE LAS MAÑANAS Y DE 7 A 9 DE LA NOCHE.

ESPERO CONTAR CON SUS APOYOS.

ATTE.

BERNARDINO SEBASTIÀN MANUEL

EL TIGRE AMAZÒNICO.

No deja de ser extraño que el acontecimiento haya sucedido jústamente en un pueblo perdido llamdo Atalaya, protagonizado por un periodista Asháninka. Atalaya significa buena vista, y se trata entre otras cosas de la revista de mayor tirada en el mundo. 42 millones de ejemplares.

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