Vistas de página en total

sábado, 3 de septiembre de 2011

VE, VE, VE

Por qué tienes que ser tan inevitable si eres vida y no muerte. Si amas al que crees que ya no existe. Sal y no te vayas. Nunca.
Imagínate que me amares, y que me guste no solo que me amaras, sino cómo me amaras. Imagínate que por encima de las cosas que no me gusten, no solo me gustara que me quieras, sino que me guste como me quieras. Imagínate que eres real y que yo no sea real. Que pueda atravesar tus sueños, todas tus barreras, y que sea tan inseguro que me temas, que no me predigas, y que te convenza de que necesitas ser un poco estúpida.
Imagínate que me acompañas en esos momentos en que me gustaría un alter ego y comer mangos fríos en tajadas una mañana de verano. Puedo entender que a John Lennon le pasó esto, exactamente, porque nunca fue suficiente la vida para eso que necesitaba amar, ni suficiente en muchos otros sentidos.
Pero qué hermoso sueño sería haberte visto una vez más tus ojos cerrados y sin brillo de tanto amar, que con ese brillo de quien roba apenas unos minutos de su vida para mecerse en mi mirada hoy, como si fuera ayer.
Navidad 1914. Estamos solos en la nieve, pero aun tañe la María Angola atravesando las ondeadas nocturnas, como llamo a las lomas que escasean entre tanta montaña.
Mírame una vez más así. No debiste molestarte contgo.
Cómo quisiera, amor mío, sentir tus brazos, tus dedos romos, y tu boca mordiendo mis uñas sucias de tanto ardor. Cómo quisiera robarle el peine a tus rulos y olerlos casi con la misma intensidad que mi tacto. Cómo quisiera que sigan allí esos rulos y no esa rama alargada de tristeza. Te escribo cariño para esos momentos tristes, ni tan terrible sin insalvables, pero esos momentos en que sientes verdaderos deseos de llorar por esas cosas que hacen mierda tu vida. Como me gusta la palabra children, no lo sé. ¡Hay cariño! No sé porque estás en tantas sonrisas, ni por que como una bala atravesaste a tu modo todos mis amores para nuevamente destrocar mi corazón.
He fumado uno de esos y estás como si te negara todo este tiempo, vivita y coleando, merodeando entre las piedras como una lagartija triste pero activa, demasiado activa.
Oh nena, no me cojas la cabeza así, nunca seré u perrito pequinés. Te decepcionaría.
No te dije que a nadie le importó nuestra historia de amor, y que cuando la escribí tampoco. Tal vez te saliste con la tuya de que esto solo sea nuestro.
Nunca dejarás de amar al que piensas que no más soy yo, porque todos estos años hice estupideces suficientes para no llegar a grande y sentir el amor que me profundiza esta madrugada nuestra. Porque sé que en ese aéreo, justo cuando despega esa lágrima, esa lágrima clara la darás por mí, y aunque no te veas en la ventana correrá la lágrima que nuca cae bajo el techo gris de nubes que nos separa, nubes, nubes y más nubes.
Ve amor mío, ve, solo supe decirte algo en la vida amor mío, amorcito, ve, ve cariño ve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario