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domingo, 10 de abril de 2011

ENVIDIA

Si en el principe feliz el rey envidiaba a un pobre hombre feliz, que será de aquellos que tienen una camisa de colores hermosos, éxito en el trabajo, un par de zapatos buenos, o una mujer envidiabble.
La gente envidia cosas increíbles. Y puede hacer cualquier ncosa para destruir un amor bonito, un trabajo estable y prometedor, una carrera fija a ganador.
Los envidiosos me llegan altamente y los condeno en este momento a su putrefacción en el fondo de esta ironía donde después de haber sentido sus embates, creo haber sido mucho más cínico y corrosivo con ellos por ser , a lo mejor, menos interesado en pequeños triunfos como ellos. La verdad es que mi ambiciónj es mayor, y puede ir desde hacer unos ejercisios temprano, luchando contra mi peso, hasta abrazar con comprensión a quien no puede tener capacidad de entender lo mal que está, víctima de alguna coircunstancia. No, al infeliz hay que alentarle en su corta felicidad, y tratar de ocultar el dolor que puede dar el saber que no tiene sino poca pista de camino antes del abismo.
Yo creo que eso, eso mismo, tener grandeza es lo que anyhelo pese a mis imperfecciones y a estar, como diría Bowie a estar a dìa siguiente con la chispa encendida, a celebrar el éxito del amigo, y a besar la frente amada de mis hijos.

Anoche me encontré con un envidioso. Normalmente me encuentro con gente envidiosa a la que termino evitando. La culpa es mía. Si evito a estas personas es una demostración de que no me importan. Pero si me acerco estoy siendo un poco arrogante por no dar muestras de incomodidad ante sus escondidos enconos. Lo que pasa es que he construido un propio punto de vista, emancipado por completo de muchas influencias políticamente correctas o incorrectas.
Tal vez esconder algunas de mis diarias lecturas equilibradas con grandes cuotas de acción me convierten en un tipo poco evaluable, que en todo caso, es mejor menospreciar. Ahora puedo decir que algunas veces he recibido menosprecio de algunos intelectuales cansados de mis salidas intelectuales prácticas.
Pero sin lugar a dudas, de las envidias, puedo mostrar las que se camuflan en burlas, o palabras como loco, mentiroso, u otras cosas blandas. La más peligrosa de todas es la envidia del adulón que te quiere imitar.
Perú está enfermo de envidia. La gente vota por un candidato por envidia a otros. Muchos votan por envidia que disimulan en justicia social. El que llega a un puesto o cargo público deshace por completo lo que hizo el anterior. Muchas veces solo por envidia.
Pero qué hacer si ve que uno menos capaz alcanza mayores niveles en un trabajo porque se coge a la hija del jefe. Pues nada. Este sentimiento de injusticia puede tornarse en envidia si es que uno no entiende que el haber subido por braguetas no es sino el estilo de un tipo de ambicioso y no de uno.
En vez de envidiar hay que tratar de aprender del que sale adelante, admirar lo admirable que posea y, porque no, evitar despreciar lo despreciable que tenga.
Yo tengo envidia de mi mismo. Me imagino y parezco encantado de haberme conocido. Pero eso no quita que me falta demasiado en esta vida por hacer.

Voy a poner algunos de los resultados de estudios y reflexiones de otros acerca de la envidia.
Los griegos decían que se trataba de un sentimiento que se camuflaba en diferentes manifestaciones. Una de ellas, la burla.
Cuando alguien se burla de alguien al considerar a uno irreveren6te, loco o díscolo, es muy posible que sean las palabras con las que amortigua una admiración secreta y desagradable.
La envidia es un eco de los sentimientos de inferioridad que puede tenerlo el más.
Bacon no dudaron en afirmar que la envidia es un "gusano roedor del mérito y la gloria".
La envidia es un tabú social que se lleva en silencio porque, en el fondo, implica una declaración de inferioridad que no conviene revelar en público.
Plutarco ya lo comentaba hace casi 2000 años. En su estudio Sobre la envidia y el odio, el genial biógrafo y ensayista griego resaltaba que "nadie dice que es envidioso", sino que para justificar ese sentimiento se alegan todo tipo de excusas. Este comportamiento, según el sociólogo Francesco Alberoni de la Universidad Libre de la Lengua y la Comunicación de Milán, se debe a que la envidia es, en esencia, "una reacción ante el reconocimiento de una derrota".
Esto es así, según Alberoni, porque "el envidioso desea acercarse al envidiado, ser reconocido por él, identificarse con él y sustituirlo". En los casos patológicos, el envidioso sólo puede encontrar satisfacción en la destrucción completa del envidiado, en su desgracia total e incluso en su desaparición física-
La investigadora Melanie Klein, autora de Envidia y gratitud , una obra considerada básica por numerosos expertos en este terreno, indica que la envidia trae implícito el deseo de hacer daño.
Y es que, ya lo decía Don Quijote: "Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo; pero el de la envidia no tal, sino disgusto, rencores y rabias".

1 comentario:

  1. Hola Compare , he vuelto ha leer tu articulo sobre la envidia...estoy de acuerdo en muchas cosas...y amerita eso escribir algo en mi blog, sobre lo que te comente.a mi me siguen diciendo loco y hasta tu lo has dicho , pero no por envidia ..sino por una reaccion de amistad...por eso me fui de lima..y creo que hasta tu no lo entiendes ,es un exito personal haberlo hecho....un saludo Pepe...pero te agrego , la envidia es un sentimiento inherente al ser humano y habra mientras exista el mundo.

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