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jueves, 28 de abril de 2011

JEREMIAS MONZANTO

Defensa del homofóbico. Es raro que toque este tema, pero habiendo tantas dudas sobre los transgénicos y los efectos hormonales de los pollos en los humanos, me veo obligado a disertar y disgregar lo netamente factual, es decir, la duda de si hacen bien o mal los trasgénicos, y la certeza del hecho social de creer, ojo creer, belive, glaube, en la inocuidad de los invertidos.
Puede parecer extraño este tema, pero desde luego que vivimos tiempos extraños, pues me parece bien fundada la idea de que los transgénicos que aumentan la producción de algunos comodities, como el trigo o el maíz, va a tener precisamente en los campesinos más pobres sus principales promotores.
Y porque. Pues es un hecho que los propietarios de miserables parcelas que producen cuatro maicitos gigantes y orgánicos que ganan 10 soles, ahora van a disponer de semillas Monzanto o de otras marcas, que brindarán diez veces más frutos. El campesino no va a preferir un alimento orgánico a un veneno posible si es legal. Además, es un hecho que van a informar ahora que el 80 por ciento de comida de los pollos es transgénica y los peruanos los consumimos.
Pero no por eso podemos pensar en que los transgénicos son innecesarios. Son necesarios a lo mejor para hacer mucho más productivos a los campesinos más pobres.
Pienso en transgénico y en Gal Matarazo, el primer travesti brasilero que llegó al Perú. Matarazo fue un escándalo y poco después se fue, dejando una tremenda confusión entre lso hombres que simplemente seguían las formas.
Muchos muchachos malos de las esquinas de Free Town solían ir a la Lima que se va a a sentar en sus rodillas a travestis. Pienso en los travestis y me imagino chiclets, anab{olicos, siliconas y revistas de fotos grandes y papel couché.
Charo aspira un poco de cocaína y le dice a Colchón. Si, soy lesbi. Te negué por años que me coqueaba.
Todo eso quedó atrás. Ni más regresé. Estoy en un café de Cusco y me entero que el niño mal querido fugó a estados Unidos con nombre falso y trajo mucha plata, y cmpró un departamento a su madre.
Estoy harto de saber estas cosas. Y en ese momento, mira de la otra mesa un rosquete. Me mira fijamente a los ojos. Entonces me desafía más con la mirada y le dije.
-Soy el mejor amigo de tu tío. Fuiste solo un instrumento de su venganza.
-Y cómo te llamas, me pregunto el rtosquete.
- Jeremías Monzanto mi querido Adolf

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