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lunes, 11 de octubre de 2010

LA LOGISTICA DE DIOS

Hace poco mantuve un diferendo con Dios a quien no me siento capaz de brindar ninguna consideración, al menos ahora, al no tener a quien culpar más de un suceso bueno, malo o significativamente secuencial a algún tipo de algoritmo.
Lo recientemente acontecido, que es el arrebatamiento de la vida me mi madre, constituye la prueba en sí de que desde que nacemos vamos a la deriva hasta el punto inapelable de una na-da sin-o-lor, antiespacial, sin opción de ser consultada a no ser que me equivoque y sea cierto este diálogo con la nada que me asaltó una tarde soleada pero fría y de primavera.
-Tus ventajas no son las que concuerdan, en todo caso.
-Puede ser que tengas razón, pero mi problema es lo que ocurre en el interregno entre mi reino y el retorno a él, al que todos van.
-¿Por ejemplo?
-Los abores. Cómo considerar que somos nada frente al sabor de un helado de fresa.
-O maracuyá, pera o limón.
-Déjate de estupideces que esos helados no se venden el Perú.
-Bueno, pongamos al sexo, el baile, el alcohol, el deleite profano o celestial, el éxtasis de los adoradores de dioses o vírgenes.
-La acción química de las drogas, por ejemplo.
-La diferencia psicológica de los sexos, por ejemplo.
-Si, pero no es esa la mejor palabra para la nada, ¿verdad?
-Por que en la nada todo es no, negatividad, al menos axiomáticamente hablando.
-Salvo las paradojas de mi buen amigo Godel.
-Te noto muy animado para ser la nada.
-¿Cómo no voy a estarlo si al fin alguien me ha tocado la puerta.
-No me había puesto a pensar en ello.
-Pues piensalo seriamente ya que en estos tiempos casi podría decir que mi no existencia se ha vyuelto una religión en la que los más lúcidos esperan encontrar una preparación hacia lo que ellos mismos quieren creer, y temen, que es la muerte.
-¿Y no temes a la muerte
-Soy la muerte. Pero ven que no te haré daño.

Que consigamos unas metas importantes desde el punto de vista de la escasa logística que nos abriga el alma, fuera de la poca o mucha fortuna, la circunstancia y el olvido de nuestro final es ¡cómo no! un enorme suceso que debe de sorprender a las otras criaturas del universo que nos deben observar con el ojo zahorí del observador de las hormigas perfectamente organizadas.
Si es que solamente a nosotros nos incumbe observar y tomar de otros lo que nunca fuimos. Tal vez en el fondo somos nada arropada de otros, lo que quiere decir, conquistadores natos.

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