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miércoles, 15 de junio de 2011

TAMORA NUNCA DESCANSA

El era un chico estupendo. Usaba lentes sin marco, trabajador, amable y escuchaba a otros. Era apuesto. Ella altanera, bella, falsa, el desprecio era una flama que ondeaba entre sus largas pestañas. Amaba los autos y suponía, pues, que todo le saldría bien.
Se casaron una tarde y fue el evento social del pueblo. Serpentinas, quitasueños, arroz, un baile hasta la madrugada. No se invitaron a los cholos, solo a los más bonitos que se pudo, muchos de ellos, ricos cafetaleros de la zona.
No había duda que la pareja triunfaría. Pero ocurrió un imprevisto. Cuando venía el primero de sus hijos al mundo, y el pueblo se alistaba a dar la alfombra de la vida aun ser hermoso. Este nació deforme, con la mirada torcida e incapaz de decir una sola palabra.
Desgracia la suya, demasiado castigo para tan poco daño, podría decirse, o es que se trataba ella de una semilla de maldad que no se sabe cuanta fechoría iría a destapar, el hecho es que ni bonito ni regio, el hijo le salió un monstrito, seguramente bueno y silente.
La altanera poco a poco fue abandonada por sus amigas animadas en seguir pasándose la cvoz en la panadería de la esquina, y las otras menos amigas de pronto ya no la miraban con esa falsa simpatía, sino que fueron tomando confianza para dejar escapar el el odio que sembró en su vida. Saliendo de a pocos la antipatía hacia ella, este encono era la respuesta de quienes fueron víctimas de sus miradas desdeñosas. Fue peor el odio de las que no fueron invitadas a su boda. No la saludaban al principio. Pero luego si lo hicieron. Y ella debió bajar la cabeza, conformarse con amistades más modestas que siempre eran más dulces y humanas al verla y amamantar al crío.
El marido igualmente hizo lo que pudo. La mujer le culpó a sus genes de dar ese fenómeno irreparable. Pero fingían ser felices. O tal vez él lo eras. La amaba.
Salían con el pequeño sostenido por fierros adosados a todo su cuerpecito. La desgracia estaba ya dada en su existencia. La altanera poco a poco empezó a vérsele con pena.
Pero nada hizo que ella termine actuando con bondad. La lástima que inspiraba empezó a ser aprovechada para acercarse a las demás muchachas, una justificación para beberse algunas copas, no había por que ser una mujer fea, y cuando estaba en las mesas entre tequilas, noi dudaba en lanzar sus palabras contaminantes, haciendo sus mejores esfuerzos para que las buenas chicas comiencen a chicas dudar de sus amados. Igualmente, en nombre de su pobre destino, no tuvo frenos para a su mejor amiga robarle el trabajo. Día a día se hacía más perversa. Pero pocos se daban cuenta. Con una sonrisa bella lo aplacaba todo. Especialmente con los hombres.
siendo testigo de su malevolencia básica, llamaba a pensar en si la naturaleza misma o Dios le había mandado un freno como esta desgracia antes que pueda hacer mucho más daño a otro. Pero aún así la maldad le era tan espontánea que asombraba a quien la podía descubrir.
Como una viborilla de leve veneno, comenzó a reptar su existencia en los lugares nice de aquel pueblo.
Una noche, como era de prever, comenzó a serle infiel a su buen marido. Y otra, y otra, y otra noche más.
Finalmente fue descubierta, y el marido, cansado de soportarla, la botó de casa, y el pueblo entonces sí la observó con desprecio.
La mujer, aun guapa, trató de empezar de nuevo. Se fue del pueblo y Estudió alta cocina en Nostalgia. Al regresar puso un restaurante con delicias, realmente, que conquistaron a muchos de sus viejos amigos.
La gente cedió su desprecio para reactualizar la pena que profesaba. Pero no se sabe que pasó, y su negocio fracasó.
Un día hizo un poemario, y los que compraron se dieron el gusto de hacerlo solo para delante de ella romper sus páginas.
Porque rompes mi poemario. No, lo he comprado, es mío, y con el puedo hacer lo que quiera, dijo uno de los chicos que se pasaban la voz de mesa en mesa en el bar.
Apareció el Facebook y ella no dudó en escribir su frase preferida. “si amas tu vida y crees que tus hijos merecen vivir bien ...cuida lo que haces con la basura que generas ... se responsable ...visita”.
www.americaverde.wordpress.com
Mucha gente parece ser , pero como me dijo un amigo que es una masa de músculo, caras ven, corazones no sabemos. La maldad es fuerte,produnda, y no confies nunca, pero nunca en que Támora deje de ser una puta. No confíes, jamás confíes, como diría Vallejo: confianza en el destino, no en el dado.
Támora, asi se llamaba, se revuelca con el jefe de la policía. Es su querida. No se, sin embargo por que, se volvió ecologista. A lo mejor presentía que elgo implosivo y corrosivo, como si fuese cesio radioactivo la llevaba a la esa rara estancia, de finalmente, siendo bonita, rica y algo sátrapa, mas bien solo era una pobre mujer desgraciada.

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