Vistas de página en total

martes, 20 de diciembre de 2011

LOS EXITOSOS FRACASADOS Y LOS CONSTRUCTORES DE MAÑANA

Me preguntaron si no me sentía un poco mal lavando mis ropas, es decir en términos dramáticos, al verme percudiendo mis medias, calzoncillos y demás enseres. Bueno, dije que no era tan dramático, si a eso le agregas que tomas un inmejorable café espresso de desayuno, mas tostadas con mantequilla, jugo de naranja, algunos gin tonics los fines de semana y mucho ejercicio en el gimnasio para sentirme bien.
El hecho es que, además de esta “dramática” figura, que fue acompañada de otra pregunta-consejo, “por que no te buscas una mujer”, debo agregar a mi infelicidad y carencia de alguien que me gusta que me ame, mi deleite permanente con el mejor rock, (he hecho una selección personal de oro) .
Me di cuenta de que en el aquí y ahora tenía muchos momentos de felicidad y que el estado de soledad es en gran parte ventajoso. Nadie te molesta.

Un hombre exitoso
Conversaba con el dueño del hotel, un ladronzuelo que alquila maquinaria vieja a municipios, y quien es un corruptor calificado de funcionarios de mala entraña, con ojos resbalosos y sonrisa asustada, por la cual solo a veces se le escapa (por un paseje ocular muy fino) la miasma de ser humano que es, a quien me naciò preguntar: ¿Cuál es el secreto tuyo para ser feliz, con una esposa que te cuida los pasos y te tiene tan limpio?
Y entonces repiuró hondo para iniciar una cátedra de idioteces propias de quien supongo que es. Un pérfido gusanillo amable.
Sus palabras doctas en felicidad me dieron tanto sueño, y ojo, no por su notoria falta de profundidad, sino por el convencimiento absoluto que emanaban convencimiento. Para el la vida cuadraba perfectamente con robar, extorsionar, y comprar panetón yu comerlo en familia en Navidad, según -al parecer- los mandatos de algún ser superior, es decir, Dios- convertido en sociedad- que permite que mequetrefes como este anden suelos.
Luego le di la mano con sinceridad, pues no debo negar que me hizo gracia la falta de encaje de su integración entre el bien y mal, y le manifesté un sincero “te envidio” por que solo imbéciles así pueden alcanzar la felicidad, sin tener ese prurito en el alma, a decir de Ortega, que te lleva a escribir, trascender, buscar metas amplias y celestiales en una vida breve y absurda como la que ondeamos con orgullo de pelagatos.
Lelìa a Withman, y dfescubro que este no fue famoso en su tiempo. Tampoco tuvo dinero. Es así que entonces me puse la meta de buscar la forma de acumular unos cientos de miles de dólares, eso si, trabajando creativamente, para continuar haciendo lo que me de la gana cuando ya no tenga tantas fuerzas.
¿Una mujer? Bueno, en realidad no debo descartarlo, sólo que no me dan ganas por ahora. Se acerca Navidad. Debo de ver a mis chicos. Ellos me necesitan… eso creo. Aunque con el tiempo tal vez no.
Entonces, ante esta posibilidad, deberé alistarme para emprender metas más grandes. La primera, dar lecciones de verdad a ellos, como la que me dio mi padre poco antes de morir, muy solo, en verdad. Pero habloando de metas grandes, hay algunas que me seducen. No odiar, por ejemplo. La otra !Por que no! … hacer una gran ciudad. Para eso, debo restarle dramatismo a los momentos que la sociedad quiere ofrecértelos como dramáticos sino disfrutar de la fabulosa capacidad de comprender que Dios me dio, aunque esto no permirta hacerlo finalmente conmigo mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario