Vistas de página en total

viernes, 18 de febrero de 2011

VALKIRIA

Las Valkirias trataban de salvar su tierra. Estaban allí, entre los muertos, recogiendo a los héroese exánimes en la tempestad inacabable. Tempestad inacabable.
Para los enamorados un teléfono apagado es un huracán en la nocturnidad. Para el poderoso la rempestad inacabable es dejar de eyacular sin ser más el más buscado por todos.
Los he visto en su soledad. Tratan de disimular el vacío. Quieres ser poderosos pero no pueden. Seguramente volverán... pero cada vez más heridos.
Para el imbécil la tempestad es darse cuenta de que, al final de su vida, fue un imbécil pensándose astuto.
Pero hay tempestades reales e imaginarias. A veces se tratan simplemente de un químico. A veces de mucho más.

No se de que se trata la que he visto hoy en mis sueños de media tarde.
Había una mujer pobre llevada a un cuarto de adobe. Ella fue conducida con engaños a un corto pero seguro encierro. La mujer, aún joven, con una túnica negra o tal vez marrón parecía acostumbrada.
Luego le echaron fuego. Brazas de fuego y fue encerrada.
Cuando el celador tuvo arrepentimiento de lo que estaba haciendo, abrió la puerta con la máxima de las compasiones. Ella estaba aún vestida, pero humeaba su ropa por todos lados. Sn duda llevaba muchas partes quemadas.
Luego entra, sin saber bien como ni de donde, un perro mediano, blanco y chusco, lanzándose sobre el tobillo de la mujer. La muerde.
La mujer llora del tremendo dolor que le ocasiona la mordedura, y ahora presumo, sobre la piel quemada.
Luego le pregunta el portero.
- Quieres salir? Salvate!
La mujer hace una negativa con el rostro. No no desea salir.
Cierra la puerta y se supone que la mujer muere calcinada.
Se iba con ella una maldición. Se iba la causa mayor de sus problemas.
Mañana será otro día y volverá a sonreír. Tal vez se trate de su verdadero nacimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario