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domingo, 29 de enero de 2012

SESO CON OTRO

Era una extraña reunión. Siendo primos jamás nos habíamos reunido para nada. Cada uno superaba los 40 y apenas compartimos dos o tres momentos en familia cuando eramos niños. Cada quien había hecho su vida a su manera. A espaldas entre sí. Pero la consanguineidad es fuerte, ahora lo veo, y estaba aún presente siendo, no obstante, muchos los años que pasaron sin vernos las caras. Es por eso, ahora lo siento, que en cada muerte aparecen desde los confines menos esperados quienes te llaman a tu celular recordándote ser de tu misma sangre.
La circunstancia de aquel encuentro fue en una noche de verano en la siempre pecaminosa Lima. Fue uno de esos huecos en el tiempo cuando la oportunidad dictaba no solo que no había otra cosa que hacer sino ver a los que vienen del mismo tronco. Y ocurre que para que esto suceda debe ocurrir algo extraordinario, inesperado, como haber olvidado cargar el teléfono para no enterarme de la invitación que hacía un amigo congresista a la gran cena de asuntos político sexuales, además de encontrar por casualidad en youtube la fabulosa canción extraviada de esos años entrañables de desinterés absoluto, por lo cual me quedé en casa y solo así recibí esa visita sorpresa. Tenía deseos de algo, es que las canciones poseen la mágica virtud de ser alojadas en el hipotálamo, donde se depositan todas las emociones y químicos de la felicidad correspondientes a la juventud primera. También algunas encierran tristeza. Seguramente la culpa fue de la música diría el iluso. Los primos llegaron a mi casa. Supe que uno era médico, otro arquitecto. El siguiente no era primo, sino mi hermano, un personaje muy dispar y coherente, es ingeniero, a quien quiero mucho, seguramente porque tenemos cierta identidad filosófica en ciertos asuntos de importancia que no vale la pena clasificar. Todos ellos llevaban una vida formal excepto yo, que siendo dueño de la casa me movía con cierta emancipación para algunos exagerada, pero que en virtud a esta el programa de mi vida se había descolgado al detenerme a escuchar ese tema de The Who, Behind Blue Eyes. No es que escuchase ese tema en los 70, pues era muy niño, ni en los 80., cuando Lima era un mundo rock. Era un tema que lo llevaba en el incosciente. La visita de mis primos me hizo percatar de que no estuvimos cerca en esos años 80, cuando se acendró mi vocación de ser siempre joven incuso hasta viejo. No sé en verdad qué factores se aglutinaron para organizar una noche que, como verán luego, se tornó primero en fraternal, luego diabólica, rodante, concuspicás, entre mujeres de moral liviana, cocaína, marihuana, hasta la volcadura en la playa del auto de mi primo, quien muerto de risa al ver a su auto nuevecito de cabeza y la gasolina saliendo a un costado decidió incendiarro gritando ¡puta madre que bien lo que hice! El asunto central se basaba en que cada quien estaba de algún modo harto de su vida, y en el encuentro conmigo, que había hecho muchas cosas que le placía, como un don sata disfrutaba el irse a la deriva de los demás. A mi primo Nano, dueño del auto siniestrado, su mujer le había hecho cuernos y la idea de una familia perfecta y de colores cálidos se fue de bruces. La mujer, con problemas psicológicos no mayores a los de cualquiera, resultó que se revolcaba con el psicólogo. El pobre Nano estaba desesperado y quería matarla tanto a ella como a su amante. Pero en la reunión donde bebimos varios tequilas, (a quien se le ocurrió ese disparate), Nano se dio cuenta de algunas cosas. De que por más palabras apaciguadoras, era imposible que se quite de su mente las imágenes relampagueantes de su mujer retorciéndose de placer hasta mamándole el falo al doctor. Fue entonces cuando intervine. -Debes considerar esto como, a lo mejor el hecho me mayor fortuna que pudo haberte pasado. Nano y el resto de mis primos estaban muy sorprendidos de mi expresión. Proseguí –Hay esta noche una eclosión de algo, de libertad. Hasta hace un tiempo descontabas la posibilidad de reunirte con tus amigos con todo el derecho que te ha dado el no tener un matrimonio perfecto. Ella te ha dado los argumentos para ejercer nuevamente la libertad. Ella, una mujer dedicada a la ingeniería de sistemas, e indudablemente tenía el ego lo suficientemente hinchado no solamente para sentir que esta vez puede competir con su hombre que de vez en cuando se atreve a darle órdenes, lo peor, en público. Y qué mejor venganza que la de irse a la cama con alguien que le agrada más que tú, por el hecho de ser un producto masculino nuevo. Ella ejerce su emancipación tirándose a los brazos de cualquiera, lo que no quiere decir que el que se la cepilló sea un pobre tipo, a lo mejor todo lo contrario. Miremos al mundo entero. Los hombres al emanciparnos solemos tener sueños a veces absurdos como buscar nuevas fronteras. Ella se ha dado su gusto, pero hasta qué punto. Te ha dado las armas para cruzar tu propio Rubicón, no debes más decirle a dónde vas en las noches, si a una biblioteca a o a buscarte a la del número 17. Pero mira lo que haces. Haz ido a la búsqueda de la sangre, la familia, y gracias a ellas estamos reunidos bebiendo unos tragos y escuchando a todo volumen en esta playa a los Beatles, y gracias a ella estas rufianas que nos acompañan están contentas de disfrutar el instante, pues curiosamente, a las mujeres o bien les interesa el porvenir con un hombre o acaso todo lo contrario. El instante eterno. Mira a Lucila “Very good”. (el coro dice Very Good) Ella, reina de las discotecas, es una flaca que se equivocó y tuvo dos hijos. Pero mírala ahora como bebe, cómo disfruta, cómo es sincera y no finge, no le interesa tus sueños, tus locuras ajenas a si estas dan o no dinero. Ella no necesita apreciarnos. No se avergüenza de bostezar si le comentas algo profundo. No le debes felicidad o un departamento. Bosteza porque no hay porqué esperar que la ames. Otra mujer mostraría atención y trataría de comprenderte, cosa que sencillamente es imposible en Lucila. Sabe ella que perdió, que al regresar a casa, baja un poco más la espada de Damocles de que su belleza juvenil pronto se le irá de sus manos, y deberá preocuparse por dar qué comer a sus dos hijos menores. A Lucy solo le queda desfogar su frustración hablando pestes de su ex marido, el que la abandonó harto de que le llame inútil, y es que era un bueno para nada. Y viva noches de ficción, extraordinarias, musicales, intensas como estas, disfrutando con tipos como nosotros, animales verdaderamente, seres de ficción, caras, máscaras, humo facial, y nosotros las alabaremos y pelliscaremos el culo, pero jamás las llevaremos al altar. Ni a ella ni a ninguna, porque dos veces no se comete el mismo error. Con algunos años de experiencia, majos, pudientes y con la picardía que nos otorga el ser ganadores de nuevas fronteras, a la vez somos irresistibles para sus incursiones por la masculinidad plena. Les encanta cuando metemos la mano a la billetera y vemos el dinero. Obviamente también saben que somos unos estúpidos si creemos en verdad que por eso valemos. Nos tienen bien tarifados. Lo tienen en el chip. Pero, fíjate. Al final, inteligente o no, a toda mujer le fascina los hombres que hacen las cosas prohibidas: Como proponerle una cita amorosa. Y tu pobre mujer solo es eso, una mujer con apetencias, no sé si tan auténticas, pero en fin apetencias de probar clandestinamente lo que para nosotros está en cierto modo instalado en nuestra naturaleza, o en todo caso legitimizado. Es interesante esto porque de allí surge el perdón de ellas a nuestras canalladas. Tal vez de ellas deberíamos aprender eso: el perdón. Pero el perdón cuesta tormentos, no es barato. Es posible ahora que ella al revocarse con otro ya te haya perdonado algo. Te diré que para ellas hasta el más profundo orgasmo con otro debe estar tendido de un argumento, sea venganza de que el marido la cuerneó, deseo de emancipación o actualización. Para nosotros no. Una mujer puede sernos a veces una forma de matar el tiempo. Ella, en cambio, necesita justificar su transgresión porque no es su naturaleza ser infiel. Se ha hecho gen esta tendencia. Ahora, es cierto que ellas odian ser amas de casa, como si ser hubiese sido un acto de resignación. La televisión las liberó. Marilin, Bardogt, Madonna. Por eso de nada vale que se hayan inventado lavadoras, secadoras, y toda la tecnología que existe. Ellas quieren el Nobel. Y lo tienen. Quieren países, barcos, dirigir las guerras. Y aventuro más sosteniendo que por más que se automatice todo y no tengan ellas ni ellos nada que hacer y por más que el hombre, por ordenanza legal, viva con el delantal puesto, cocine (que lo hace mejor) y además se declare a sí mismo como infinitamente un puerco, (solo para darle gusto a ella), ellas siempre maldecirán verse obligada a lavar un plato y a no abandonar a la criatura pro que son madres. Y saben que su destino sería peor si es que se separa del hombre. Pues ser mamá y papá sí que es duro. Ella, la mujer, se muere de miedo de estar sola. Pero el hombre también. Es un perro domesticado. No un macho.. un machorro. Un mutilado por la democracia sexual. Mientras la mujer hace un esfuerzo por reivindicar su dignidad perdida hace miles de años y recuperada recientemente, por la fuerza del hombre, pero también por la inercia inesquivable de su instinto maternal, el hombre siempre busca su libertad momentáneamente perdida. Irónicamente ella misma, la mujer, es quien le hace dar cuenta de que la ha perdido. Tu mujer desea que seas libre, y por eso se revuelca con otro, y por eso estás aquí, con nosotos que no te pedimos venganza sino agradecimiento al tipo que le sacó los conejos mientras tu mirabas sin alteridad los culos de otros. Ella te ha dado nuevamente la libertad, una vuelta de tuerca en tus ideas, ella merece un monumento y todo nuestro aprecio. (Aplausos) Si, seríamos unos irresponsables completos si te inducimos a vengarte de quien a lo mejor te supera en muchas más cosas, porque ellas buscan a estos. No veo factible que seas su amigo, ni que compitas en nada con él. Es un asunto femenino que si él no la echa de su lado y se preocupa por arrancarla de tu hogar sería mil veces más estúpido. Así es que tú le harías un favor espantando al amante de tu mujer, porque si no lo haces, la peor venganza que podría haber es no hacer nada y dejar que ella se largue con el hombre que, te aseguro, no desea llevársela de esposa. Luego de estas palabras el desenfreno dio su curso con la docilidad del acabado que se da al roer silencioso del alcohol, en fumarolas de pensamientos y aspiraciones helénicas, contaminándonos de los senos de las cornetudas esas de labios diabólicamente decadentes, perdidas por naturaleza, que no descuidaban la broma ni la chispa al momento de ceder a una penetración mayor , sea en la arena, el mar, o el auto. Nuestros prfiles en ese anochecer delataban una decadencia zepelliana, una inconsistencia de la vida, que seguro se reestrenaría en otras ocasiones, pues el rubicón vencido nos obligaba a no parar. Tomamos el auto y comenzamos alcoholizados a saltar por las dunas desérticas, ya era medio día, y teníamos el automóvil repleto de alcohol, drogas y muchachas dispuestas. Y demoliendo nuestros instintos, abjurando a cualquier conciencia, infinitamente torpes, hicimos pedazos el momento como una bomba cuya onda expansiva te lame los pies.

1 comentario:

  1. Josesito amigo mio siempre con tus ocurrencias como la de poner la foto de Juan..si no fueras tu , tal vez Colchon se enojaria , pero ni alamoday ni juan se enojaran contigo mas..desde tu defensa mas que absurda al "de rojo"que nos causo un lio "bizantino", sin razon o a ese por demas desigual enfrentamiento en los 80s por en el pque america...por que se yo...cualquiera diria al ver la primer foto que yo estuve o Juanito con la chica ...afortunado sea el que fue---pero en el trance en que me encuentro no me interesa no haver sido...cuidate hermano...que el Gordo...perencelo...juan carlos ...mi viejita...y mucha gentita de ese vuelo son mis amigos ...temgo una comunicacion diaria y fluida y me siento mejor.

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