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martes, 9 de agosto de 2011

ASHES TO ASHES

Estaba controlándolo todo y yo sabía que no había cómo escapar del panóptico de su mente que como corcel controlaba sus instintos de hembra.
No se cómo percibió de mi vacío, y opté por delatarme, diciendo que estaba esa noche vacío, sabía que mostrando las cartas era la mejor estrategia contra una mujer instintiva que por cuestiones de ella me mostraba las sombras de sus arcanos. Era la mujer que no conoces y que cada noche a tu regreso por esa calle se muestra en la ventana del segundo piso desnuda por la ventana mientras su marido se lava los dientes.
La desafié, ahora lo veo, y esta vez salió la hembra qye sin piedad me lapidó diciéndome hasta lo que yo haría apenas la sintiera, dejándome en duda de si lo que vaticinaba era su deseo o solamente ese paño mortuorio de verdad que la ciencia suele poner a todas las cosas para esconder la imposibilidad de comprender la trastienda de lo sensorial.
Pero perdió aun más al decir como un político sin deudas que me vio al paso, paseando, y que le gustaba mi compañía en la noche. Creo que estuvo algo inquieta de algo. Pero no se mostró vulnerable. estaba en realidad harta de muchas cosas. Y extrañaba volver a casa por que se aburría horrores donde volvió para ver los pasos de su infancia.
Era obvio que para mí solo estaba a favor el principio del instinto, adelantarme sincrónicamente a su estática, buscar ese mínimo de espacio que me daba su mirada.
Y recién supe que temía mi mirada.
Tal vez buscaba una reivindicación, sellar esa derrota que tuvo con el default al que impuse al deseo de seguir viéndola, y me dije, ¡carajo sí que eres bueno para dejar a una mujer que te tiene loco!
Y no es que seguía la frase de Camus de que los hombres mediocres tienen éxito en el amor, y esas cosas. No. Lo que pasó era un acto de madurez extrema que poco he visto suceder, salvo en las películas.
No es que no me importaba. Pero escucho a David Bowie y comprendo que a las cenizas había que poner más cenizas, asches to asches, y yo estaba dispuesto a mantenerme en la cresta de la ola, haciendo un a exhibición completa de lo que es un fórmula uno.

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