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lunes, 5 de marzo de 2012

CRAPULA CAPITULO XVI / LA MOÑA

El ombligo es la primera herida que olvidamos. El rector, cuyo nombre lo olvidé, pero que le decían “el zambo Cavero” pesaba al menos cien kilos y era un hombre de aspecto desagradable. Normalmente la pasaba en cocteles y no se le notaba trabajador. Lógicamente, nunca hizo nada por mejorar el gallinero. Llegó a rector como reconocimiento del gobierno a sus servicios. Fue jefe de una brigada de matones y decían que era el rey de la pedorreta. Es decir, que sus flatulencias eran de semejante densidad y volumen que podían impregnarse en la madera de los muebles. Eran pedos que abrazaban. La universidad fue bastión político del partido que estaba en el poder. Sus profesores, hoy ministros de estado y congresistas, se fueron a gobernar por sueldos mejores. La universidad ya no servía para nada. Y “el zambo cavero” sabía bastante del negocio de la basura. Fue concejal metropolitano en este rubro. En este caso, tenía todo un plan para obtener millones de la universidad. Primero, controlando el poder. Para eso llevó a sus angelitos como dirigentes. Así nació La Moña. Todos analfabetos que el mismo rector entrenaba como matones del partido. Estos fueron convertidos de la noche a la mañana en estudiantes. La Moña lucraba de todo lado. De la venta de ingresos o títulos profesionales fraudulentos, de las donaciones, de las partidas gubernamentales. Todo ese dinero terminaba en putas, cocaína. El enemigo del “zambo cavero” era Mario Tulio Vera Tudela. Este, mucho más astuto, compró a sus secuaces, les llevó a disfrutar de la lujuria a La Nené, filtró algunos robos de l Zzambo a los diarios, y así un día le arrebató el poder. La Moña se hizo más fuerte. El Zambo Cavero huyó a España con cien mil dólares y allá abrió un restaurant para peruanos. Marco Tulio miraba más en grande sus robos. Un día una fuerte donación de materiales de construcción fue brindada por el gobierno. La idea era mejorar la infraestructura de la universidad. - Que hacemos- dijo Vera Tudela a Rodrigo. - Hay que hacer que parezca que se robaron los materiales. 120 toneladas de fierro valen. Por ese entonces había una crisis en la construcción. Los materiales de construcción, entre ellos el fierro, eran escasos y lo poco que se ofrecía en el mercado era excesivamente caro. La donación provenía de la siderúrgica del Estado. Un día la carga de material fue enviada a Lima. Pero no se sabe que pasó en el camino y la carga nunca llegó. - Nos han robado en el camino!- denunció el jefe de choferes, primo de Rodrigo. - La policía que no se tragó el cuento ordenó su detención. A la mañana, Rodrigo fue donde Marco Tulio a reclamar. - Oye esto no estaba planeado. Mi primo está encarcelado por tu culpa. - No te preocupes- dijo Vera Tudela- Tenemos comprador. - ¿Quién? - Una institución del estado. ENCI. Necesito que alguien abra un negocio en Tacora. Y así limpiamos la carga. Debe ser empresa legal. Entonces se hará la oferta pública de compra. Y ganará la oferta de la empresa. - ¿Quién será el gerente de la empresa? No puedo ser yo. Me relacionarían. - Jorge. Jorge Castel, amigo del presidente, era un mujeriego terminal. Teníaa seis hijos en cuatro mujeres, lo cual le exigía mayores ganancias. Traficó fierro, cemento, azúcar, leche, eso sí, en nombre del partido, y veinte años después, cuando llegó a ser presidente del Consejo de Ministros, ya era un mafioso profesional que iba a hoteles cinco estrellas a negociar concesiones petroleras, mineras o adjudicaciones de miles de hectáreas de tierras para el negocio de los biocombustibles. Una jollita. El negocio se hizo. Con el dinero obtenido, pagaron a las autoridades judiciales, quienes adujeron que por falta de pruebas concedían la libertad al acusado y todos fueron felices. Con el tiempo, las ventas de fierro de construcción mejoraron. Es que al loco del presidente se le ocurrió construir un tren elevado para el transporte de Lima. - Jorge le aconsejó al presidente que tenga cuidado en esto. Y esto fue lo que respondió. - Contratemos al gordito coquero, sacamos un diario, allí reclutamos a todos los rojos de mierda, que ya sabes que les das un poco de plata y actúan como si fueran feromonas, y ya. Vas a ver como se quedan callados. Les gusta escribir sus poemas, sus cojudeces. Además hagamos algo. Traigamos a Silvio Rodríguez y al negro a cantar. Vas a ver cómo nos metemos al bolsillo a los rojos. Efectivamente. El circo estuvo listo. El gobierno sobornó a todos. Regaló papel a los periódicos, perdonó sus deudas a los canales de televisión. El camino estaba libre. Pero esta vez el negocio del fierro era tan grande, que Marco Tulio fue llamado por Jorge para limar algunos detalles. La cita fue en Barranco. Allí supo que con quien negociaría sería con la mafia italiana la cual iba a financiar la construcción del metro. El sacrificio sería por el partido.

1 comentario:

  1. Estas hablando de la villareal,,seguro..amigo jajaj......pronto estoy por lima

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