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viernes, 9 de marzo de 2012

CRAPULA /CAPITULO XX/ EL BAUTIZO

La vi nuevamente el lunes y me puse nervioso. Me había contenido todos esos de llamarla. Mary Luz pasó a mi lado y me sonrió un poco...como a todos. No supe si acercarme. Me miré en el espejo de la ventana y vi a un imbécil. En eso Fort pasó y al verme se detuvo para llamarme. - Cuídate con ella. No te vayas a templar- me advirtió. - ¿Tas loco? - Es una perra. Y se muere por Nico Carrazco. Se la cacha hasta por las orejas y la otra vez hasta me mostró su foto chupándosela. Apareció Mirko. Disimulé un pequeño dolor. Pero pasó rápidamente. Solo era una perra. Fuimos los tres a la cafetería. - Tres cocacolas- pidió Fort. Nunca saludaba al mozo que nos miraba con resentimiento. Fort ordenó a la cajera que ponga su casette. Conversamos como tres cuartos de hora. El fondo musical era música de Smits. Poco a poco estaba entrando a ese mundo, a un mundo que era en verdad el mío, pero que no se cuando lo perdí. Ni tan alto, ni tan bajo, pero eso sí, arribista, el mismo de los que se sienten en la cima del mundo, pero que a pesar de eso, terminan mirando con reverencia al que está más allá. En lo pragmático, ya tenía las conexiones que buscaba, mi pase de entrada a las redes de ascenso, los códigos básicos. Ser un tío más o menos bien parecido, aspirar cocaína, cacharme a una chica que se sinceró conmigo la noche anterior, perfecta para amar, pero que decidí llamar "la puta esa". No podía mostrarme´vulnerable ni al amor, ni a la consideracíón, ni solidario con los que quieran cambiar el mundo, pues eran comunistas, irreales, corruptos, mierda humana. Era momento de confesar algo que sería la fresa que faltaba. Confesar que nunca estudié para ingresar a la universidad. Es decir, que mi ingreso fue un fraude, que pagué mas de mil cocos por mi vacante. Eso me daría más prestigio y solvencia. Además debía evitar que me pongan un apodo como el que solían poner a los más idiotas. Una tarde, después de salir del billar, campeonamos en pareja a los Fort y Larrañaga. Mirko caminaba exultante de alegría. -Los cagamos- Celebró y abrió la chata de ron. Fue cuando le dije que nunca había dado examen de ingreso, que pagué más de mil dólares por la plaza. Mirko se detuvo, abrió su enorme boca, y me miró en silencio y alegría. Era obvio que el aprecio hacia mi lindaba con la admiración. Me abrazó y felicitó por ser así. Ya algo ebrio, decidió bautizarme con un sobrenombre. -Yo te bautizo hasta el fin de tus días como el Crápula. ¿Crapula? No sonaba mal. Me gustaba el apodo. Su eco era fuerte, filoso, en definitiva, con carácter. Pero pese a eso me sentía ajeno, cohibido y sucio ante ellos. Mis zapatos eran fuera de moda, mi casaca tenía tres mil días de uso. Al día siguiente llegué de muen humor y otra vez estaban los dirigentes políticos en reunión. Nunca entraban a clases. - Son unos cholos de mierda- comentó Pepe Lucho Gonzales, hijo del congresista Pepe Lucho Guzmán, un hombre muy astuto de enorme corazón partidario, pero que sabía que el Perú se movía a muchas velocidades, en realidad, era como India, una nación llena de castas. Perú tiene unas trecientos clases sociales y se van creando nuevas. - Son marcianazos- Dijo Mirko- Ese Huxley es un terruco del MRTA. - No creo – opiné - Mmmmm malas vibraciones- se escuchó por ahí- pequé. No debía decir nada a favor de ellos. Era claro que había una línea divisoria. - Es un resentido. Para mí que es terruco. ¿No ves que tiene un gas plomo alrededor? - dijo Pamela. Solían reírse de todos los que mostraban humildad, de los alumnos, dirigentes, profesores. LA verdad es que muy pocos eran adinerados. Todos se hacían ser más ricos d elo que eran. Aunque habían casos evidentemente de chicos muy ricos. Pero yo me sentía bien con ellos como con Huxley, Hitler Gómez, o el Anófeles, como llamábamos a Álvaro, quien era el terror de las vendedoras de salchipapas de la vuelta. Mientras Huxley era calladito y cerrado, los impolutos eran fríos, naturales y directos. Los humildes persuaden, engañan, no piden por favor; los impolutos ordenan, nunca persuaden. Pero también saben decir por favor. Eran mentalidades distintas. Cuando salía a divertirme con los impolutos bebíamos cerveza, cada uno con su vaso. Pero cuando lo hacía con Hitler Gómez o Huxley, bebíamos de un solo vaso.

1 comentario:

  1. FELIZ DIA AMIGASO NO LLEGUE A LIMA PERO ESTA SEMANA LLEGO Y TE DEBO UNOS KISKURTS DE PARTE DE TITO ROAS...........LAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRGAAAAAAAAAAAAAA VIDA PARA TI AMIGO

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