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martes, 1 de marzo de 2011

TIERRA PROMETIDA

http://www.youtube.com/watch?v=3FzM_XrgtPo&feature=related

Renunciando a los coitos e infidelidades, a las pesadillas y masturbaciones, a mis despliegues de bragueta y a los escondrijos boscosos, como ese parque donde te la metí, cosas, cosas, cosas, que pueden haberme declinado a enhebrar errores de óptica, candor y concuspicacia, culpables, fatalmente, de establecer, estacionar, enderezar, entrecomillar, encomendar y hasta arruinar -hasta las astillas- mi vida.

No es un amor platónico, es concreto -y de larga data- este que declaro sin ambages a la música, a pesar de las estulticias y barómetros sin sentido que aseguran que mi alma está frío. Raramente inalcanzable a la más astuta manipulación podría parecer de frío,y no, no, no, no saben que el frío de mi es rápido de nieve amansada por el viento, arropándolo de blancas sábanas como Titise donde muelles y egonautas deambulan mis apetencias mayores, esas que me indican que soy algo tan simple y profundo como un hombre a la caza.

Puedo decir que me he burlado de todos, pero nunca por vocación. Me obligaron a ello. No era necesario escuchar a Leonard Cohen en su The Future ni acomedirme en ser el que a veces solía olvidarse para orinar, decir, o cantar la verdad del frente pues la mía yace mas bien en oposición, al ataque en todos mis frentes, aunque solo vea cobardes, inapetentes, romos y lucidos autos que se tragaron primero a la gasolina y el petróleo y más tarde a la gente.
Porque soy una máquina asesina de mentiras, aunque para eso deba de beberme, nadar y alunizar en las mil mentiras del espejismo lleno de laberintos que me acoplan día a día sin que nadie, pero nadie se pueda dar cuenta.
Soy bocón, atrevido e impertinente, miro a la mujer del otro, incluso una vez se la quité a un obrero con esquizofrenia escondida, y no me detuve hasta amar a una ramera solamente para arrancarle el último orgasmo virginal que la mezclaba, y así mezclada, una madrugada me llamó para llevarla a un hospital, y no fui, no porque no la amaba, sino porque estaba seguro de que el amor era solamente un juego.
En días del terror, cuando los diarios y los programas televisivos pasaban muerte, pobreza, fealdad, viajé feliz en el convertible hasta la pestilencia de Colmena, sin camisa, como quien va a la playa. Estábamos con los ojos reventados bañándonos del odio de los que trabajaban y nos condenaban con la mirada. Reí mucho cuando el henryto, que practicaba full contac, al darse cuenta de su condena de un tipo parado a menos de un metro, le dijo con voz suave, como si al modularla solo tendría la intención de que el y solamente él, con su traje triste, opaco, peruano le escuchara musitar...

Im – be – cil

Y ahora en el faceboock, descontengo mi ira que fluye como leche pura con el signo inevitable de ir al ataque a la aburrida colmena de hormigas-abejas que siguen creyendo en la construcción y progreso de esta república de maricones, que industrialmente ha avanzado tanto, pero tanto, que ya vende hojalata a Corea, invadida por todos, como una muchachita ultrajada camino a casa, una sirvienta destechada que lo acepta a cambio de un catre o colchón, pero que silencia el disfrute procurado por sus atacantes.
Y cada una de las penetraciones de esa realidad musculosa y maculos la devuelven al mar de donde vino, y sus miembros, como pulpos a la deriva, saben... pero no dicen nada
.... por que así de elegante es el océano profuso de mentiras societales.

Oh! como no ser un judío en esta tierra de nadie, que la veo tan de nadie que hasta parece prometida, y tal vez de ser así de prometida alguien realmente se comprometa y hasta le cambie de nombre y no deje así que cualquier gran puta agujeree con el berbiquí diamantino su futuro de melaza y desesperanza.
Váyanse a la mierda. Tu no.

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