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lunes, 28 de marzo de 2011

NATIVO DE PERUSALEN

EX COMPATRIOTAS

No soy peruano. Soy perusaleniano. Para que negarlo más tiempo. Y la pregunta está mal. Los electores no preguntan si tal o cual candidato "me va a beneficiar". Esta es una pregunta esclerótica y sin sentido. La gente no hace preguntas: se responde. Ni PPK ni Humala me afectan. Además. Me caen bien. ¿Por qué? Eso no importa. Aquí las elecciones son entre candidatos antes que por programas. No es cosa nueva. Alan casi le gana a Toledo mostrándole como programa un diskette vacío que todos sabíamos que estaba vacío pero que mostraba lo que él quería demostrar, que era moderno. Criollo y moderno. El de Humala es un ladrillo, el de PPK, una demostración de síntesis. No importa que digan ambos. Sino que fueron presentados como si existiesen.
Las campaña de PPK y de Ollanta, antes que de virtudes, carecen de errores. También la de Keiko.
El país busca astucia de sus dirigentes. Miren cómo eligieron nuevamente a Alan García. Lo eligieron más que por buen padre por ser un mefistofélico de mala entraña que encontraba un país servido por Fujimori-Toledo, y por que prometía que iba a divertirnos a todos. Pero fue más allá. Tuvo la destornillada idea de colocar "El cambio responsable" como slogan de su campaña. Es que lo decía el más grande irresponsable de los presidentes del Perú. Pero tenía que completarla. Ya en campaña estaba en líos personales que la cohorte de alcahuetes de su partido supieron disimular, hasta que en pleno gobierno apareció con un hijo de la otra.
Por eso es que ahora veré la final de esta campaña comiendo canchita y divirtiéndome de cómo algunos sufren por si sale PPK u Ollanta. Es más, votaré a las 3 y 49 minutos, solo en la segunda vuelta, y observaré si gana Humala como caen por 24 días las acciones de los fondos mutuos, y es cuando entonces compraré a precio de ganga todo lo que pueda.
"Ni a PPK lo veo tan peligroso, ni tampoco a Humala" (no me afecta es el mensaje). "Si Perú es una mina". La verdad es que pueden ser cualquier cosa.
Lo que si veo necesario es que alguien empiece a preocuparse por el tesoro geopolítico que ya es Perú siendo la entrada de China a Brasil y la Salida de Brasil al Asia.
¿Alguien ha hablado de esto en la campaña? Públicamente no. En este sentido vemos que la pugna se trata entre dos candidatos respaldados por ciertas potencias interesadas en el subcontinente de cara al pacífico.
Y cómo vamos por dentro. El Perú ha sido un perfecto suicida que ha encontrado sus extraños caminos lejos, pero bien lejos del palco de los más sesudos (o tetudos) analistas, y más bien demasiado cerca de los más crudos realistas.
Los resultados indican que algo debe haber salido bien en este país para llegar al nivel económico que hoy ostenta, sin descontar el peligro de una burbuja inmobiliaria así como crediticia que se asoma a mediano plazo. A ver Secada cuéntanos cómo es eso. No te voy a pedir un antidoping pues pecaría de infidente. A ver Xiomi Lerner, ¿de donde viene tu poder? ¿Cuántos helicópteros quieres vender? O es que tus amigos textileros y pesqueros quieren romper el TLC con China.
Analizando la foto del momento, no voy a detenerme en considerar los sentimientos democráticos, pues están muy devaluados hoy en día. No hay duda que en lo políticamente correcto de algunos de sus defensores se escondía una mediocridad torrencial, como el absurdo de llegar a poder como mendicante de ONG, ofreciéndola como herramienta de control político a quien mejor la engrase. Caso Fernando Rospigliosi, topo pro norteamericano.
Tal vez bajo la arrogancia intelectual solemos restar el enorme peso del absurdo, que se repite en países a granel: Italia al darle el poder a Berlusconi, Alemania verde, de Jocska Fischer, que vendió tanques a Libia, o Inglaterra de Blair, que terminó dando lecciones de cricket a la familia Gadafi –después del atentado de Lookebird.
Es evidente que el absurdo nos conduce hace bastante tiempo, (imagínense Japón con reactores de más de 40 años) pero como diría Spinetta, a veces los caminos se hacen de las soluciones más absurdas.
Tenemos claro que las dos opciones más absurdas, la ultra derecha y la ultra izquierda (por llamarles algo) están a galope y espumantes en la curva final de esta carrera. Ollanta Humala y PPK coinciden en algo. En que atraen el voto absurdo. No me refiero al de cuatro o cinco empresarios miedosos. Ni al de cuatro o cinco comunistoides lanzadores de piedras. Me refiero a varios millones de peruanos que no creen lo mal que se habla de ellos.
Siempre me pregunté que era Perusalén. Veo mi entorno y lo entiendo. Entonces, si Perú no es Perú, es decir, un país políticamente correcto, sino Perusalén, un país políticamente incorrecto y divertido, así como irresponsable, me nace la gran pregunta:
¿PPK o Humala son personajes de Perusalén?
Yo diría que calzan exactamente. ¿Y por qué? Porque sencillamente son políticamente incorrectos.
La población no cree en absoluto en casi nada políticamente correcto, miren el 20% de apoyo a Keiko. ¿Es el voto antidemocrático? No. Es el voto más lógico. Muchos aún recuerdan los años del terror, y asimismo que un día en Pacchanta, Apurímac, vino un tipo a poner torres de transmisión energética que se paralizaron cuando entró Toledo.
Perú es un país en pantalones cortos, donde los analistas por lo general se equivocan, donde descaradamente un Alfredo Torres lejos de lanzar sus dudosas encuestas lanza pronósticos ante millones de telespectadores, sin que ningún periodista le diga, usted que se ha creído, cállese. Estamos en un país anestesiado, poco exigente, como muchos analistas, que al fin los vemos donde debían haber estado hace mucho tiempo, en definiciones políticas.
Aplaudo esto, porque vemos que eran en el fondo eran unos topos en el quehacer sociológico. Ahora veremos si saben amasar el pan.
Sobre porque las tendencias se inclinan a estos dos candidatos. Permítanme decepcionarles, pero no es por el tema del hambre, o la ausencia del chorreo económico, o bien por otros factores explicables desde la perspectiva de quien necesita dar explicaciones.
La verdadera relación entre este efecto y su causa es el combustible de la simpatía al más puro estilo weberiano. Carisma...aunque se barato.
Muchos votarán por PPK con el mismo criterio de cuando hacen zaaping y se colocan en un programa cómico.
Muchos votarán por Humala, simplemente por darse el lujo de dar un poco de su propia medicina a la arrogancia de algunos sectores que, sin querer, o por estar demasiados ocupados en crecer económicamente, se olvidaron de que no usar un traje Hermenegildo Zegna no es un pecado.
Es curioso ver a un gringo como PPK en un baño de caca en Agua Dulce y a Humala como e único candidato que fue a una reciente reunión de los agroexportadores. Los otros candidatos estaban buscando a un pueblo con frases serias.
Suelo estar en todos los niveles de la población y he abominado mil y una veces de cada uno de estos sectores al observarlos en su mendacidad y estulticia, en su sutileza de elefante atravesando una cristalería, y he sentido la roma apuesta de todos por intentar comprender algo.
Es por eso que solo resta la compasión a dirigentes y dirigidos, pero estos últimos, con gran instinto y que han sabido llevar y padecer de una historia en la que vemos un país de tumbo en tumbo.
Todo lo resumiría a que las opiniones cada vez cuentan menos, pues en estas vemos los mismos esencialismos reduccionistas que ocultan lo primordial: la renovación de las obsesiones, es delicioso ver su metamorfósis. Todo esto se traduce en no querer aceptar un estado cultural bastardo, el cual día a día crece en la medida que se va negando su propio metizaje. En ese sentido, prefgunto si no vivimos mas bien un momento demasiado bastardo. Dondes estás Bolimbroke (el héroe de Ricardo II).
Estoy en contra de lo políticamente correcto, como de la democratización del gusto dictada por Duchamp. Ya basta de engaños. Me agradaría un presidente que toque la flauta y tenga por encargo o no de Estados Unidos que elevar el precio del Perú ante la amenaza de un astuto Brasil, que apuntala a un nacionalista querido pero posiblemente bárbaro, que nos recuerde cómo nos gusta jugar con fuego a los peruanos, pero finalmente que jugar puede ser tan serio, demasiado serio como para haberlo permitido tanto tiempo. Finalmente algo tan serio como descubrir que uno no es esa idea de peruano que nos vendieron sino mas bien y a todo orgullo nativo de Perusalén.

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