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jueves, 23 de febrero de 2012

UNA NOCHE EN EL BUNKER

Una noche en el bunker la fiesta daba a todo trapo, y decolaban las emociones con la frecuencia de Heatrow, Frampton estallaba con el wua wua mordiendo la pipeta y con las manos lijando el diapasón. Era un ambiente humoso y constante, la gente conversaba , reía, se desplazaba fuera de su cuerpo. Era un buen rato esa madrugada. La marihuana había colapsado y era no ella sino el piloto automático lo que extrañaba por esa sensación personal tan incondicional, primaria, imperativa. Me la cojo, decía al mirarla, o cuídame mis impulsos al sexto vodka tonic. El Bunker esa mi sitio, cuyo nombre ofendió a unos cooperantes, por ser el refugio de los canallas. Pero quien dijo que bohemia era ser de izquierda, pacifista, dador y nunca egoísta. Todos pagaban con su plata su deleite, para eso trabajaban, o se esforzaban a su manera, para estar un rato extendidos en la superficie donde solemos estar los que amamos la noche.
Entonces la música era insoportablñe, demasiado bella, penetrante y compleja. Behin your eyes. Era llorar lo necesario, por las mujeres dejadas en el camino con historias rotas por mal paridas o decantadas en su naturaleza finita. Pero de hecho todo lo recordable y bueno era, de espaldas a los muertos, disparados en el presente de la vida. No faltaban las emanaciones profundasd de inconformismo, el dolor de la putita Martha, ese nunca reconocible de haber sido mujer de varios narcos y de un amigo ebrio, o el imparable móvil, no haber vivido diez años por estar en la cama, de la brujita. Vivió, es verdad, en quirófanos por un mal extraño. O la risa controlada de Nick que no sé por qué prefería este Cusco a Londres.
Per entonces apareció en medio del bar una mujer vieja, anciana, con una bata de dormir, rosada con florecillas. Estaba despeinada pese a llevar atado el cabello. Tenía una cara enorme, seguramente le había crecido como a todos con la vejez. Y tenía aspecto de ser una dama. Hablaba, gritaba, estaba furiosa. Nosotros seguimos bebiendo, conversando sin hacerle caso. Ella tomó un vaso de fanta que le ofrecí y se dio media vuelta.

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